Había que seguir mordiendo y jugando con intensidad. Así salió Unicaja con Brizuela como comandante ofensivo. Sus manos son garantías de puntos -dos triples seguidos en minuto y medio-. En este contragolpe de puños, los de Casimiro se sentían más cómodos, muy concentrados en defensa, que empezaron a abrir brecha en el electrónico, 53-60 a falta de cinco para el final del tercer cuarto. Era obvio que tenía que subir la agresividad los locales si querían soñar con la victoria, y lo hicieron con Harangody como protagonista principal para seguir vivos en el duelo. Con la ligera reacción de la Penya, el 63-65 sería el resultado con el que se irían ambos a disputar los últimos diez minutos.
Siguieron tambaleándose sobre la lona con cada golpe del rival. Guerrero y Waczynski conectaron más fuerte pese a que se resistía la Penya de caer. Y cuando no finalizas, el contrario continúa con posibilidades, tanto que se colocó 74-73 faltando seis minutos. Ayudó a Unicaja la técnica señalada a Carles Durán y el acierto del polaco para poner el 78-84 gracias a un parcial de 4-11. Fundamental fue también la falta en ataque de Wroten sobre Mekel para ahondar en las heridas del conjunto barcelonés. Tenía el partido en la mano y cerró esta con fuerza para que los malagueños volviesen a la senda del triunfo después de varios encuentros sin hacerlo. Los refuerzos comienzan a dar rédito. 82-97.
no cabe duda que el UNICAJA se ha reforzado muy bien ,ojala este equipo lo hubiéramos tenido desde el principio