Con un Javi Ontiveros convertido en “Messi”, un equipo creyendo a pies juntillas los dictados de su entrenador y un público asistente escaso en su presencia en las gradas pero muy animoso, fue más que suficiente para derrotar claramente a un Real Oviedo inconsistente.
Los ovetenses apenas dieron alguna sensación de peligro en el tramo inicial del partido, aunque la gasolina les duró poco y los de Víctor Sánchez del Amo fueron muy superiores durante todo el encuentro. Todo funcionó a las mil maravillas en un Málaga CF que prácticamente ha asegurado su presencia en los playoffs, objetivo que se le solicitó al técnico blanquiazul al llegar a la entidad malacitana. Porque ese y no otro era el objetivo siendo realistas con la clasificación y el nivel exhibido por el conjunto costasoleño en buena parte de la segunda vuelta.
Anoche el conjunto de la capital de la Costa del Sol jugó liberado, sin ataduras ni corsé alguno en defensa y rodó salió a pedir de boca. Seguro que mi madre, María Rosa, que se aficionó al fútbol los últimos años de su vida, disfrutó de lo lindo con los regates y gambateo del marbellí Ontiveros. Partidazo del chaval.
Primero, propició el penalti del 1-0; después, cuando el colegiado expulsó a Keidi Bare, apareció Ontiveros para marcar un golazo de época. Pese a la inferioridad numérica blanquiazul desde la media hora de partido, esta no se notó sobre el terreno de juego y los boquerones incluso golearon a su rival con un gran gol de Cifu que culminaba una noche de ensueño para la parroquia costasoleña. Adrián, que materializó el penalti, cuenta ya con nueve goles en su haber y es un referente para el vestuario y empieza a serlo para la grada.
En definitiva, que como decía mi madre, q.e.p.d., “en esta vida nadie te regala nada”, y si alguna vez durante la temporada el plantel malaguista pensó lo contrario está claro que han descubierto a tiempo que no es así.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último. ¿Verdad, mamá?.