Cuando van pasando los años nos damos cuenta de que fuimos perdiendo por el camino las cosas importantes de la vida.La familia y los hijos nos dan muchas alegrías, además es el ciclo natural de la vida, sin embargo el trabajo y la dinámica diaria de estos tiempos nos embargan las emociones de la juventud. De repente ayer se nos fue Salvador Francisco Navajas Rey, para los amigos Francis o Navajas.
Y a mi, además de provocarme la natural tristeza de la pérdida de un buen amigo de la juventud, me invadió la nostalgia y un agradecimiento infinito a sus enseñanzas. Horas y horas junto a su hermano Antonio Navajas, que buen entrenador perdió el baloncesto malagueño y a la par que extraordinario director teatral ha ganado Málaga y nuestra Andalucia, viendo la NBA de los años ochenta en televisión.
Si, en la televisión del salón de su casa, con el segundo entrenador del Ciudad de Jaén – CB Churriana, Juan José Bracho, y el rey de los datos, José Antonio Caturla. Un grupo de chavales plagados de inquietudes y los padres de Antonio y Francis que no se como nos aguantaban. Bueno si lo sé, con una paciencia extraordinaria y una entrega por sus hijos digna del mejor de los elogios.
Aguantarme a mi nunca ha sido fácil, así que imaginen a cuatro chicos más de entre 15 y 19 años juntos dirigiendo un club en el salón de su casa. Francis leyó siempre bien los partidos y tuvo una gran capacidad en la defensa de la posesión del balón, casi era imposible quitárselo en juego. Pero sobre todo fue un buen compañero de equipo y créanme que no resultó fácil durante algún tiempo.
Con su guitarra a cuestas cantando canciones en los desplazamientos o en la Banda de música de Churriana tocando su instrumento bajo la dirección del añorado Paco Pino o las órdenes de Sebastián, otro gran churrianero que nos dejó. Francis tenía una forma de ser peculiar, al menos mientras pude compartir su amistad en mis tiempos de juventud.
Una personali?ad diferente que atraía a los demás a su alrededor con un par de sones de su guitarra o su forma de reírse tan contagiosa. Francis Navajas, q.e.p.d., nos dirá un hasta pronto hoy a partir de las diez de la mañana en la capilla de Parcemasa. No será un ¡adiós!, sino un “os espero al lado del Nazareno y María Santísima de Los Dolores”. Aquí nos quedaremos su familia y amigos, a los que muestro mis más sinceras condolencias. Resulta curioso que con el paso de la vida seamos tan ineptos de esperar a la muerte para reencontrarnos. Al menos con Francis Navajas las lecciones de lo que es importante en la vida las disfrutamos a su lado.
¡Hasta siempre!, amigo de tantos sueños.