A más de 7.000 kilómetros de distancia, en Catar, el presidente del Málaga CF, Abdullah Bin Nasser Al Thani, no puede ni imaginar la desazón y la inmensa tristeza del malaguismo por el descenso. El Ciudad de Valencia fue testigo del punto y final a la obra desquiciada de un mandatario esquizofrénico y fuera de sus cabales. Es imposible que este señor, defendido por palmeros, locos de atar, irresponsables y chiquilicuatres buscando su minuto de gloria, pueda entender las lágrimas de mi amigo Paco Martín Aguilar anoche.
Y no puede entenderlas porque son las mismas lágrimas que, en mis primeros pasos periodísticos en la Cadena SER, tras salir de la Cadena Rato, con apenas 14 años, vi derramar en la portada del diario SUR al fallecido Pepe París. El empate a un gol frente al Real Betis dejó a los verdiblancos en Primera División y a los nuestros camino de la Segunda. Bien es verdad que aquella tarde el Real Madrid y el Sevilla FC pusieron de su parte para echarle un cable al Real Valladolid y al Hércules de Alicante respectivamente en detrimento de los malaguistas.
Después de aquello, aún éramos el CD Málaga, llegaron otros ascensos y descensos. Vivimos la ilusión de ver un equipo muy malagueño con la vuelta a casa del Boquerón Esteban y el gran Juan Gómez "Juanito", rodeados ambos de grandes jugadores y con Ladislao Kubala en el banquillo y Paco García Anaya de presidente. Posteriormente, las dos promociones por la permanencia y el ascenso con el Espanyol y el Cádiz, respectivamente. Los penalties marcaron el negro devenir blanquiazul en ambos casos y servidor narró ambas eliminatorias para la Cadena COPE. Lo que vino después fue aún peor.
Tras la salida de la presidencia de José Pardo, el club, descendido, terminó desapareciendo por las deudas del Mundial 82' y la penosa gestión de la directiva ya con Toboso al frente. Otras lágrimas malaguistas, en esta ocasión las de mi amigo Pepe Losada, dejaron una huella imborrable en la afición malacitana. Caímos todos y la ciudad, junto a las instituciones, dejaron desaparecer al CD Málaga. Pero nos levantamos, señor Al Thani.
Con el trabajo ímprobo de un grupo de malagueños inasequibles al desaliento, el malaguismo, como Ave Fénix, resurgió de sus cenizas. Antonio Domínguez, su hermano Javier, Manolo Arias, José Abela y Antonio Olmedo obraron el milagro. Primero, llamamos a la aventura Atlético Malagueño. Los que pudimos, señor presidente, compramos acciones del nuevo club y poco después lo denominamos Málaga CF. Se sufrió mucho. Fueron años de travesía por el desierto hasta regresar de la mano de José A. Ruiz Guerra y, sobre todo, Federico Beltrán a la Segunda B.
Pero todo esfuerzo tiene su recompensa y Fernando Puche, de la mano de Antonio Asensio padre, q.e.p.d., recuperaron la llama de la ilusión para la parroquia malacitana. Con Joaquín Peiró, nuestro Manuel Pellegrini de la época, regresamos a Primera División e incluso jugamos la Copa de la UEFA. Sí, señor presidente, esa competición que por culpa de sus impagos y deudas no nos dejaron disputar una temporada de la Champions League.
Luego llegaron unos gestores tan malos como usted, pero en versión pobre, y casi nos hacen desaparecer otra vez. Antonio Asensio hijo dejó al club como un solar. Menos mal que su cuñado, entonces capitán y jugador del primer equipo, Fernando Sanz, junto a su inseparable y gran amigo de quien esto escribe, Luis Yañez, obraron el milagro de los panes y los peces. Se inventaron lo de la Ley Concursal para el mundo del fútbol y la cosa salió tan bien que hasta usted se ha beneficiado de ello. Evitaron un descenso a Segunda B, ascendieron con Juan Ramón López Muñiz a la categoría de plata del fútbol patrio y una temporada después a la Liga de las Estrellas. Y todo ello sin un duro y con el club en plena Concursal.
Bernardo Pinazo y Daniel Pastor fueron fundamentales para que todo saliese bien. Cuando todo estaba sobre ruedas, aún hoy no lo alcanzo a comprender, Fernando Sanz decidió venderle a usted sus acciones. Usted aterrizó de forma abrupta y, aunque nos hizo vivir el sueño de las mil y una noches jugando la Champions League, después nos dejó tirados e inmersos en medio de una deuda terrible. Mientras usted y sus hijos se pegan la vida padre a costa del Málaga CF, el club se desangra.
USTED es el principal culpable del descenso del club y de la enorme deuda que tiene y que no ha reducido las últimas seis temporadas. Debería marcharse y dejar que Bluebay se hagan cargo de la entidad. No sé si después de leer lo que he escrito entenderá, señor Al Thani, la historia más moderna de este club.
Eso sí, amigo Paco no quiero verte llorar. No debe hacerlo porque sabes que en esta bendita tierra siempre nos levantamos cuando nos caemos. Incluso en la noche del Jueves Santo somos capaces de levantar a Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, el "Chiquito", como nos gusta llamarlo en la capital de la Costa del Sol, cada vez que se cae en su camino al Monte Calvario, al Gólgota. Tus lágrimas, Paco, son las del malaguismo que gota a gota volverá a llenar el mar blanquiazul Mediterráneo para situar a nuestra entidad en el lugar que le corresponde.
Ahora más que nunca, MÁLAGA CF, señor Al Thani. ¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último, que nos va a hacer falta.