MÍCHEL, MÍCHEL Y OTRA VEZ MÍCHEL. NADIE MÁS REPRESENTA AL MÁLAGA

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En una noche de fiesta para la parroquia rojiblanca colchonera y, como siempre que se inaugura un nuevo estadio, de alegría para el fútbol español en general, el Málaga CF no fue un convidado de piedra precisamente en el Metropolitano. Los de Míchel jugaron su mejor partido en defensa en lo que va de temporada, e incluso dieron algún que otro susto en la primera parte el par de veces que pisaron el área rojiblanca. Decir eso de un equipo ante uno de los mejores conjuntos del fútbol europeo el último lustro no es baladí.

 

Máxime llegando los blanquiazules con la necesidad de puntuar y con mucha presión mediática, social y, sobre todo, de su propio presidente, que se basta y se sobra para poner nervioso a todo el mundo. Lo de ayer fue otra vez de traca pero sus correveidiles seguirán culpando al empedrado de todas sus fechorías.

 

Volviendo a lo deportivo, la salida de Carrasco en la segunda mitad desordenó un tanto a la defensa malacitana. En dos ocasiones rondaron el gol y en la tercera un Griezmann muy apagado toda la noche, acertó a marcar. Era un injusto castigo al gran trabajo defensivo costasoleño pero resultó previsible habida cuenta de la calidad de los de Simeone.

 

El Metropolitano pareció caerse tras el gol -en las grandes noches su acústica y la grada harán temblar al más pintado-. Pese al gol, el Málaga no se vino abajo y Míchel, con un Keko algo más gris y recibido con aplausos, más la inclusión de Rolan, acabó por asustar a Godín y compañía. Oblak hubo de aparecer más veces y suya fue la intervención que evitó lo que hubiese sido un golazo del punta uruguayo.

 

A mí el delantero me agradó mucho aunque hay que verlo más partidos para enjuiciarlo debidamente. Rolón, sin embargo, me convenció a medias. Jugando así y con algo más de fortuna la primera victoria podría llegar en Mestalla.

 

Respecto al jeque y sus tropelías la trilogía continúa. Ayer obligó al equipo a lucir la famosa camiseta con los dichosos leones que no representan ni al Málaga ni al malaguismo. La afición debería recordárselo desde el primer minuto frente al Athletic de Bilbao, casualidades que tiene el destino. Llegan los leones de verdad la siguiente jornada en casa. Una vergüenza y una falta de respeto impropia de un presidente en sus cabales, pero normal en Abdullah Bin Nasser Al Thani. Más le valdría preocuparse por hacer fichajes acorde con las necesidades del club en lugar de ir haciendo la puñeta con los puñeteros leones. Y, de paso, cuidar la imagen del hasta ahora su club.

 

El Atlético de Madrid celebró ayer un hecho muy relevante para su historia y además Su Majestad el Rey Felipe VI asistió al palco y presidió el encuentro. El Málaga era, pues, protagonista e invitado de lujo a un evento de lujo en LaLiga. Pues bien, ningún representante blanquiazul de su Consejo de Administración, y bien que les paga la entidad malaguista, asistió al encuentro.

 

Es en estos días donde se puede hacer lobby, que lo conozcan a uno y que puedas lograr un mayor respeto de todo el mundo del fútbol. A la Familia Al Thani da la impresión de que estas cosas tan importantes les importa un bledo. Ayer nuestro mejor representante fue Míchel, quien casi le da el día a 68.000 almas rojiblancas. Ya hay quien pide su cabeza, suelen ser los que la tienen de chorlito, y le culpan de todos los males del equipo metiéndose además con la alineación de su hijo Adrián. Nada nuevo, son los mismos que exoneran al jeque y no ven que al igual que Adrián, están mal Keko Gontán, Jony, Borja Bastón, etc.

 

Míchel, Míchel y otra vez Míchel, nadie más representa al Málaga CF.

 

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.