@SuarezRMarca | Gracias, Weligton. Quiero empezar así, agradeciéndote estos diez años, porque ha sido un auténtico placer verte jugar en el Málaga y, por supuesto, poder contar tus hazañas deportivas. Una década repleta de éxitos desde el día en el que llegaste al club. ¿Quién nos iba a contar que ese flacucho futbolista que vimos aparecer la primera vez por La Rosaleda se convertiría en una leyenda malaguista? “El bueno es Hélder”, decíamos en los primeros partidos. No tardamos en rectificar viendo que si Hélder parecía el bueno es porque a su lado estabas tú, inmenso, corrigiéndole, como hiciste con todos los demás centrales que fueron llegando.
Y es que aún me acuerdo de aquel verano de 2007 en el que Muñiz y Fernando Gaspar demostraron su ingenio para hacer un equipo nuevo, a coste cero, repleto de jugadores desconocidos y por el que pocos apostaban para el ascenso. Y, sin embargo, desde ese primer día creíste en ello y en ti. Qué gran familia aquella a la que os unisteis los Baha, Hélder Rosário, Carpintero, Paulo Jorge, Rossato, Apoño y unos cuantos más.
Me acuerdo también que, con el paso de los años, cada vez que te entrevistaba, ya fuera en la histórica Málaga TV o en el Marca o, por supuesto, en Radio Marca, me decías que tu ambición era la de jugar en un equipo grande, disputar los mejores torneos, ganar títulos, defender los colores de tu selección. O cuando elevaste la voz para reclamar a Al Thani que cumpliese con lo firmado y pagase a tiempo. A veces, tu sinceridad te ha jugado malas pasadas, pero si no hubieras dicho lo que sentías, la verdad, no hubieras sido Weligton y no te tendríamos el aprecio y el afecto que te tenemos.
Al final, no hizo falta que te movieras del Málaga para jugar en un gran equipo y club la Liga de Campeones, por poner un ejemplo. Y alcanzar los cuartos de final y casi las semis fue como ese título con el que te faltó adornar tu vitrina. Bueno, también te faltó lo del pasaporte comunitario, pero esa es otra cuestión. Lo que nunca echarás de menos, seguro, es el cariño de la gente porque, más allá de pasaportes, te convertiste en un boquerón, en un malagueño más, en uno de los nuestros.
Echo la vista atrás y me da vértigo comprobar lo rápido que han pasado estos diez años. Y, por supuesto, al regresar a la actualidad, me da pena que llegue un momento que veíamos tan lejano y que ahora es una realidad, la de tu retirada. Será raro ver la próxima plantilla del Málaga y que no estés allí, como el gran mariscal de la defensa, como uno de los referentes del equipo, como uno de los grandes capitanes.
Se te va a echar de menos porque era un gustazo ver tu contundencia en el césped -¿verdad, Messi?- y hablar contigo, aunque también nosotros recibiéramos tu crítica. Ese feedback nos ha hecho mejores, seguro que sí. Sólo me queda desearte la mejor de las suertes en tu nueva aventura, la que sea y donde sea. Aquí ya sabes que tienes tu casa. Gracias, Weli. Hasta luego.