En la vida sólo hay una cosa peor que las mentiras, las verdades a medias. Estos días -Míchel, ¡qué bueno que viniste!- andan los palmeros del jeque y acólitos de la causa althanista sacando pecho por un ‘éxito’ menor como la permanencia del Málaga CF en la categoría.
Sin duda alguna, la familia malaguista tiene mucho que celebrar tal y como se pusieron las cosas. Ahora bien, el principal culpable del sufrimiento blanquiazul ha sido su presidente, Abdullah Bin Nasser Al Thani. Primero, no revistiendo de autoridad al técnico Juande Ramos en su pulso prenavideño con el vestuario. Segundo, cuando designó junto a tres futbolistas del plantel a Marcelo Gato Romero como nuevo entrenador. Un 28 de diciembre, para más inri, que sonó a inocentada. Tercero, por mantenerle en el cargo diez insufribles jornadas que pudo haber llevado al club a un descenso sólo evitable por la nefasta temporada de Osasuna, Granada y Sporting de Gijón.
En definitiva, que si no es por Arnau, que se plantó y exigió el fichaje de Míchel, a estas alturas estaríamos pasándolas canutas como nuestros hermanos del Granada CF. Así que el discurso fácil de apoyo a un jeque desaparecido muchas temporadas y que únicamente ha regresado al olor del dinero de las televisiones no se sostiene.
La otra gran milonga oficial que se vende desde el club y medios afines es la del famoso tope salarial. Es cierto que el Málaga CF, como todos los clubes, está obligado a respetar el tope salarial de LaLiga, ahora bien, con muchos matices. Para empezar porque ese tope salarial incluye las nóminas y préstamos más gastos que paga el club al presidente y sus hijos. Ya sabemos que, en un club de fútbol, el dinero que no está sobre el terreno de juego no está donde debiera estarlo. Y ello también afecta al tope salarial. Para continuar, porque si el máximo accionista ampliase capital social en la sociedad el tope salarial aumentaría.
Finalmente, si el Málaga CF no respetase el tope salarial ni el fair play financiero sólo estaría obligado a pagar una multa por no hacerlo, como hace el jeque del PSG en Francia. Claro que el presidente del club francés no vive de la entidad parisina, al contrario que el nuestro.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.