Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible, que decía aquel. Míchel ha llegado a un Málaga absolutamente muerto y mientras encuentra como revitalizarlo, igual se le va lo que queda de temporada. El problema es que sigue llevando a Duda convocado -no es lo que era para este vestuario, más bien lo contrario-, quien no aporta casi nada al equipo. Pone a Fornals en la banda derecha a pesar de tener a Keko, haciendo que se juegue con uno menos cuando todos sabemos que Pablo ha de estar en el centro. Si usa a Llorente, que no está ni se le espera, y sumamos a un jugador en retirada como Chory Castro, sin que nadie conecte con el ataque, pues la cosa pinta realmente mal.
El Málaga logró en Butarque del mal el menos, un empate que no sirve de mucho pero al menos corta la hemorragia de derrotas y permite no perder el gol average con un rival directo. Mantiene al Leganés por detrás en la clasificación y si los resultados siguen acompañando, una jornada menos para llegar a la orilla.
No puedo culpar a Míchel, pues acaba de llegar y el vestuario malaguista no pasa por su mejor momento, pero, al menos, sí le pido a los futbolistas la vergüenza torera que muchos no tuvieron. Al menos para confesarle al técnico, cuando decide alinearlos, que no están para jugar y con ello beneficiar al club que les paga dejando saltar al terreno de juego al compañero que sí está mejor.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.
