Hay noches en las que uno no está para nada y es mejor quedarse en casa que poner un solo pie en la calle. Si Martín Demichelis, que cada partido que pasa está peor, se hubiese quedado en su casita es bastante probable que el debut de Míchel en el banquillo habría servido para sumar tres puntos. Planteó un encuentro el nuevo técnico blanquiazul con valentía pero sin cambiar demasiadas piezas con respecto al Gato Romero. Es ahí donde se equivocó el míster costasoleño.
Hay futbolistas en este equipo que no están para jugar y no se merecen mucha más confianza. Resulta más que evidente que o Keko da un paso hacia adelante o no debe tener más oportunidades esta temporada. Kameni, con sus últimas actuaciones, empieza a dar la razón a quienes pensamos que cuando no está presionado para luchar por su puesto de titular baja muchos enteros. Es más, se merece un banquillazo de los de época.
Respecto a Martín Demichelis, basta con decir que se cargó el debut de Míchel en el banquillo del Málaga CF. Una cesión absurda para el portero malaguista acabó en un córner y en el primer gol del Deportivo Alavés. Una salida de balón en la que midió mal y replegó peor, ya con el conjunto malacitano en superioridad, sirvió para que los de Pellegrino lograsen el tanto que les otorgó los tres puntos.
Total, que yo quiero ver de nuevo a Luis Muñoz. Demichelis está cerrando el paso a un canterano y, en su defecto, a la dupla Luis Hernández – Miguel Torres, con lo que Juankar podría jugar de titular por el lateral izquierdo. Martín Demichelis está más para la retirada, cuestión que podría plantearse después del espectáculo que vimos en La Rosaleda, que para otra cosa. Sus prometedores inicios en el regreso al Málaga -que nunca debió producirse- se han difuminado como un azucarillo en un café.
Cierto es que silbarle desde la grada cada vez que toque el balón no ayuda, ni a él ni al equipo. Se multiplicó José Rodríguez, luchó mucho Camacho y Ontiveros estuvo realmente bien, mucho mejor que Chory Castro. En Nesyri perdonó lo imperdonable en boca de gol, falta de sangre en sus venas que diría aquel. Así que derrota y preocupación otra vez en La Rosaleda.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo ésto último.
