@SuarezRMarca | Antes, todos le engañaban. Ahora, todos le abandonan. Los amores entre Al Thani y sus estrechos colaboradores en el Málaga son cuestiones imposibles, más propios de telenovelas que de la gestión de una sociedad anónima deportiva.
Desde Yasmine Al Sahoud -la hija de quien le ayudó a comprar el club a Fernando Sanz-, pasando por este mismo o por Fernández Mochón, por Abdullah Ghubn o Moayad Shatat, por Jamal Satli Iglesias y Bluebay, por Vicente Casado o Manolo Novo, por González Segura y su equipo de elefantinos abogados… todos, absolutamente todos, han sido de alguna u otra manera repudiados por el jeque, acusados de haberle mentido, de haberle estafado, de haberse aprovechado de su ausencia para enriquecerse de poder e incluso, para quitarle el club. Ese Málaga al que tanto dice amar, pero al que no duda en utilizar como un banco para que sus hijos o él mismo dispongan de liquidez económica.
Ahora se va Carlos Pérez, es de suponer que a una posición mejor en la capital del mundo. Como antes se fue Juande Ramos. Y como a lo mejor termina ocurriendo con Francesc Arnau como le sigan ninguneando. Y se va Coki antes de que termine como los demás, empujado y apaleado por la puerta de atrás. Ni nueve meses ha durado en su cargo de asesor. También es lógico. Si asesora a toda la familia y esta hace lo que le da la gana, pues tampoco hay razón para estirar el chicle.
Y la cuestión es esa. ¿Por qué todos se van ahora? ¿por qué nadie quiere a Al Thani? Lo mismo la respuesta la tienen los hijos, incontrolables en sus caprichos y que siempre han rechazado la idea de un tutor profesional que les guíe y les prepare su camino en la gestión deportiva. De ahí que el destino del Málaga se dirija ahora sin rumbo hacia tierras desconocidas.