Observarán que en el título he añadido al nombre del club lo que, como la mayoría de las entidades de La Liga Santander, es la entidad de Martiricos, una sociedad anónima deportiva. Sólo desde ese prisma puede entenderse que el presidente de la misma, Abdullah Bin Nasser Al Thani, haya impuesto su criterio por encima de los consejos del director deportivo, Francesc Arnau, o de otros dirigentes de la entidad. La ausencia absoluta de autoridad de las personas que llevan el día a día del club con respecto al vestuario, entre otras cosas, provocó la dimisión de Juande Ramos.
Para cualquiera que sea medianamente ducho en la materia, la realidad palmaria es que el núcleo duro del vestuario, sin nadie que les controle, han impuesto un cambio de aires en la dirección técnica del equipo y, de paso, al nuevo entrenador. Dicho esto, la grada no deberá mirar ni a Francesc Arnau ni tampoco al asesor de presidencia, Carlos Pérez, en el caso de que el invento funcione mal -cosa improbable porque Juande Ramos ya ha dejado hecho la mitad del trabajo- sino a los propios futbolistas y al presidente.
Aclarado este punto me centro en el "superviviente" y buen amigo mío Marcelo Romero. Gato los tiene como el caballo de Espartero, bien puestos, y no se va a prestar ni a componendas de algunos jugadores que le ven blandengue y fácil de manipular ni va a dejar de llevarse bien con ellos para tratar de imponer su liderazgo. Romero es un líder a su manera. Lo fue sobre el terreno de juego toda su vida profesional y lo es en su vida privada. Lo que ha tenido que superar Marcelo Romero para jugar como futbolista de élite únicamente lo sabe él.
Como dice el mejor médico para los futbolistas en España, Pedro Guillén, resulta incomprensible que Gato aguantase durante tanto tiempo y con tanto dolor sobre los terrenos de juego al nivel de una liga como la española. En lo personal ha superado diversas adversidades que lo han fortalecido aunque su talante conciliador y dialogante sigue siendo el de siempre. Llega al banquillo malaguista un hombre de los pies a la cabeza que estoy seguro de que va a sorprender a más de uno. Es más, su primera decisión respecto a la portería blanquiazul puede despejar muchas dudas sobre su personalidad y capacidad de liderazgo.
Toda la suerte del mundo para Marcelo Romero, que por ende será la del Málaga CF. ¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.