Lo que ocurrió el viernes en La Rosaleda fue mucho más que la presentación de un entrenador. Supuso un paso hacia adelante -ahora que hay más ingresos con los derechos televisivos y algún que otro presumible traspaso- en la dinámica del Málaga CF en La Liga. La llegada de Juande Ramos debe aportar estabilidad y, de la mano de Francesc Arnau, un camino juntos desde la dirección deportiva al vestuario que refrende la apuesta por tan insigne personaje en el banquillo malaguista. Juande Ramos es un ganador y viene muy ilusionado a la capital de la Costa del Sol.
El malaguismo recuerda su último paso por el club y todo lo que le dio a la entidad para su posterior desarrollo. Javi Gracia ha demostrado ser un gran entrenador y está en periodo de crecimiento exponencial pero vino al club para evitar descensos, algo lógico con las plantillas que ha tenido.
Juande, por su parte, llega con un currículum de cine, básicamente porque le da la gana y él ha querido, a la par que cargado de sueños para volver a Europa. Dos años sin trabajar, dirán algunos. Porque ha querido, respondo yo.
La temporada pasada, en el mercado invernal, le dijo no al todopoderoso Abramovich en su despacho cuando el Chelsea le quería para seis meses. Fíjense si debe de estar con ganas de retornar al banquillo malaguista a la vista de los antecedentes y de que media Europa siempre le tiene en cuenta.
Así que llega Juande Ramos, se inicia un nuevo tiempo para el Málaga CF, o al menos eso esperamos muchos. Un acierto de Arnau, de Al Thani y bueno, muy bueno para el club y para su futuro.