Simplemente, MARAVILLOSO MÁLAGA C.F. frente a un F.C. Barcelona que, sin duda alguna, infravaloró a las huestes de Javi Gracia y el rendimiento que los malaguistas podían ofrecer en este envite. Se hablará, y mucho, de que los cambios iniciales de Luis Enrique en el once inicial perjudicaron a los catalanes.
Cierto es que Adriano no está para jugar y que Vermaelen es un auténtico desastre en la salida de balón, al margen de que Mascherano estuvo tan nervioso como un colegial el primer día de clase. Pero no lo es menos que la presión de Çop y Charles sobre la circulación del esférico desde la defensa azulgrana obligó a Bravo a enviar balones en largo casi toda la primera parte. Ni tampoco que Juanpi Añor -suerte que Salva Ballesta se empeñó en quedárselo en el filial en su día- realizó un partido de sobresaliente cum laude y que Camacho, junto a Recio, se merendaron a Busquets e Iniesta en la primera parte. Si sumamos que ello desabasteció de balones a Messi y Luis Suárez, mientras Chory Castro -en qué estaría pensando la Real Sociedad para dejarlo ir- se multiplicaba en su labores defensivas y ofensivas, es fácil encontrar la superioridad manifiesta de los malaguistas en los primeros 45 minutos.
Como reconoció Iniesta al finalizar el encuentro, los de Gracia -excelente planteamiento el suyo una vez más- merecieron irse al descanso ganando con claridad. Sin embargo, la pegada del Barcelona fue brutal, como de costumbre, sobre todo porque los boquerones se están acostumbrando a tener despistes defensivos casi por partido, lo que resulta inexplicable. Si enfrente los pueden aprovechar jugadores como Luis Suárez, Messi -horrible en este envite menos en su extaordinario gol- o Munir, que no te hagan gol es un milagro.
Los cambios de Rakitic y de Mathieu fueron cruciales para que el Barça recuperase el control del balón y del partido en la segunda mitad. Fornals y Santa Cruz devolvieron algo el equilibrio aunque el cansancio de los costasoleños y el poco acierto en el remate les condenó a no establecer una nueva igualada.
Pese a ello, y frente al mejor club del mundo en estos momentos, el Málaga dejó una impronta e imagen extraordinarias. Si su presidente, Al Thani, permite que este equipo se refuerce tras la salida de Amrabat y aparece por Málaga para algo más que disfrutar de la vida a costa de la entidad blanquiazul, nos espera una segunda vuelta ilusionante. Ahora, objetivo seis puntos frente al Eibar y el Getafe y, de nuevo, estaremos más cerca de alcanzar la arena de la playa.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.
