¡AY, DIOS, AY, DIOS, VOY A LLEGAR TARDE!

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Los capitanes del Málaga CF se han caricaturizado al estilo del amable conejo blanco del cuento de Alicia en el país de las Maravillas, que interpreta a un Heraldo Real. Quince jornadas y dos partidos de Copa del Rey después han descubierto que hay que unir al grupo en busca del objetivo de la permanencia.

 

No es que suene a cachondeo, pero se le parece mucho. Si en el vestuario malaguista hay rupturas, falta de integración, grupos por nacionalidades, egos, veteranos con los colmillos retorcidos, algunos más interesados en sus cuestiones privadas que en el club que les paga, etc, la reacción llega demasiado tarde.

 

Más bien suena a medida de cara a la galería. Tras las, a mi criterio, desacertadas decisiones del presidente Al Thani, una vez que se ha destituido a la totalidad del equipo directivo y él no acepta el lógico cese de Javi Gracia, a los futbolistas no les quedan más escudos ante la afición y la prensa que su propio fútbol.

 

Precisamente de fútbol, de compromiso por el equipo y juego con goles estos jugadores nos han ofrecido poco, por no decir casi nada. La penosa, vergonzosa, impropia de profesionales e indigna imagen ofrecida por unos señores que defienden los colores del Málaga -y cobran por ello- en la eliminatoria frente al Mirandés es un buen ejemplo del desastre de temporada que sufre esta entidad.

 

Toca a "generala", que decíamos en el ejército los que hemos tenido el honor de servir a nuestro país en el servicio militar. Aquí ya no caben medias tintas y los capitanes de la entidad malaguista lo saben. Como dice el hijo del jeque, Nasser Al Thani, hay que hacer borrón y cuenta nueva, ya que la LFP, esta temporada, nos permite seguir luchando por la permanencia gracias al demérito de los demás.

Esperemos que, al contrario que el conejo blanco, no tengamos que decir a los capitanes aquello que éste decía: "¡Ay, Dios, ay,Dios, voy a llegar tarde!