El fútbol no son matemáticas. Es así aunque muchas veces nos empeñemos en tratar al deporte rey como si de un juego de rol se tratase. Esta semana no se habla de otra cosa, Javi Gracia acertó con los cambios. Puede ser el principal motivo de la victoria, pero lo cierto es que el partido del Málaga en Vallecas estuvo lleno de muchos intangibles que quedaron enterrados por el gol postrero y necesario de Duje Cop. Como por ejemplo la bola que saca Weligton con Kameni ya batido o la ganas de un Pablo Fornals que no estuvo bien en el primer tiempo, también el egoísmo de Lass Bangoura en una clara ocasión tras un contraataque. De haber entrado alguna de esas dos, Gracia seguiría siendo un villano para muchos y el equipo estaría en Segunda para otros. Pero no, la pelota entró y el discurso apocalíptico de la primera parte dejó paso a un pequeño haz de esperanza. Y fue así, porque así es el fútbol desde hace más de un siglo.
Para mi gusto no es la primera vez que Gracia acierta con los cambios, como también se ha equivocado con ellos. Pero el partido se gana porque los malaguistas, todos, hacen un ejercicio de fe, de los que te dan puntos en un campo donde has palmado siete de tus últimas ocho visitas. Charles la metió y Cop la remató. La bolita, que tantas veces negó su suerte a los blanquiazules, acabó cayendo del lado malaguista como si en la partida de un casino se tratase. Al final se gana con los dos delanteros y Amrabat, la idea con la que el navarro partía en verano y de la que desistió cuando los primeros resultados tardaron en llegar.
Hay quien no cree en la suerte, pero está ahí. Quizá la del Málaga haya cambiado con la salida de Vicente Casado, la de Husillos, la de Novo y la de espero que alguno más. Y quizá Tissone esté bien en la grada donde muchos lo queríamos ver, bueno quizá no, seguro. La suerte está cambiando para los blanquiazules tras la limpieza realizada. Y ahora, un último apunte para que terminéis el texto con una sonrisa. Esta semana vuelve Camacho.