¿Decepcionados, malaguistas? Esa es la sensación que dio ayer parte de la afición de La Rosaleda cuando finalizó el partido ante el Eibar. Desde el pitido final de Undiano Mallenco llevo pensando hacia quién iban dirigidos esos silbidos del respetable de Martiricos, pitos que no entiendo ni comparto salvo que sean para Vicente Casado, Husillos y Al-Thani. Si usted, querido malaguista, se siente decepcionado, imagínese cómo deber sentirse Javi Gracia. Ayer no lo pudo evitar. El técnico estaba desanimado, triste y pensativo. Se pasó gran parte del partido de brazos cruzados, cabizbajo o con las manos en los bolsillos. Y yo lo entiendo y lo respeto, porque creo que en la dirección del club han conseguido lo que parecía imposible, desmotivar a Javi Gracia. ¡Enhorabuena!, nótese la ironía aunque en este caso no sea fina.
El equipo ha perdido el sello que caracteriza siempre a los conjuntos que entrena el navarro. Sin juego de toque, sin ideas claras y sin reacción ante los problemas que van surgiendo durante los 90 minutos. El Málaga no arranca y no es por falta de preparación, es por falta de ilusión, o al menos así lo creo. Es lo que tiene faltar a tu palabra, la palabra que le dieron al navarro cuando le prometieron que no le desvalijarían la plantilla. Poco a poco fueron saliendo jugadores: primero, Sergio Sánchez, que no renovó; luego, Juanmi, porque pagaron su cláusula; más tarde los ‘Samus’, porque si no nos íbamos a 2ºB; y por último, Darder, porque le dio la gana al club y al propio jugador. Poco a poco, la motivación y el rostro de Gracia fueron cambiando hasta convertirse en la sombra de lo que siempre ha sido el entrenador malaguista.
Me da la sensación de que Javi Gracia no se siente fuerte ante sus jugadores. Todos han visto cómo ha perdido poder en el club, si es que algún día lo tuvo. Su principal virtud siempre fue saber trasmitir y motivar a sus futbolistas, precisamente eso hizo que un equipo plagado de jugadores malagueños y canteranos despejasen todas las dudas por haber fichado a un entrenador que venía de descender. Ahora, esas dudas vuelven justo cuando Javi Gracia ha probado su kryptonita. ¡Que haya suerte!