"Cosas veredes, amigo Sancho", decía Don Quijote a su escudero Sancho Panza. Da la impresión de que en el Málaga CF, la frase escrita por Miguel de Cervantes Saavedra cobra actualidad. Tiene difícil explicación querer prohibir a los aficionados blanquiazules y a los seguidores de otro club que nos visite la entrada con bebidas no alcohólicas al recinto.
Existe una denominación al respecto, tal y como nos explicó en la tertulia de los lunes de Onda Azul Televisión, el compañero Enrique Sierra, clientela cautiva, y la ley ampara a las personas que quieran acceder a cualquier espectáculo de este tipo con una Coca Cola.
Pero es que, además, no sé quién habrá sido el lumbreras de semejante ocurrencia, pero es de perogrullo imaginar lo que le pasará al resto de puestos ambulantes, bares, restaurantes o cafeterías que rodean al estadio de La Rosaleda con esta decisión. Una cosa es querer aprovechar al máximo los recursos y otra bien distinta tratar de exprimirlos al 200 por 100.
Lo peor es que aquí no termina el rosario de despropósitos. No hace ni tres semanas que el Consejo de Administración del Córdoba, con su presidente a la cabeza, ninguneó a la afición malaguista con el precio de las entradas. Ni siquiera hubo almuerzo de cortesía entre las directivas en el último partido por este motivo.
Ahora, en un alarde de hacer bueno el texto del Nuevo Testamento, "poner la otra mejilla", el Málaga CF acuerda un amistoso con este club. Betis, Almería, Recreativo, etc podían haber ocupado el cartel, pero se ha optado por lo más sencillo. Y es que en muchas ocasiones el sentido común es el menos común de los sentidos.