Es muy importante no perder la cabeza ahora que el Málaga está muy cerca de sellar matemáticamente la permanencia. Afirmé aquí la semana pasada que lo más sensato, siempre que las partes recuperen la mutua confianza perdida, era dar continuidad a Bernd Schuster en el banquillo la próxima temporada.
El equipo dio dos exhibiciones futbolísticas ante el Granada y el Villarreal que, sin embargo, quedaron emborronadas con el lamentable encuentro jugado en San Mamés y, aún peor, con la imagen ofrecida en el Alfonso Pérez frente al Getafe. Los jugadores demostraron ahí no estar con su entrenador y el alemán volvió a dejar claro que tiene poca mano izquierda. Primero con los cambios y luego con su imperdonable comportamiento abandonando el banquillo seis minutos antes de acabar el encuentro.
Todo ello ha generado nuevamente dudas sobre el técnico en la zona noble blanquiazul: ¿qué Schuster se podría ver la próxima temporada, la cara A o la B? Y los futbolistas, ¿soportan a su entrenador o ya le están haciendo la cama?.
Ante esta tesitura, lo más normal es que el cuadro costasoleño no dé continuidad al proyecto del germano y busque en el mercado español un entrenador cuyo perfil sea el de un técnico con hambre de lograr cosas importantes. Apunten ahí al barcelonista Eusebio, que agrada mucho, al ex madridista Toril o al ilustre Míchel, sin olvidar a Pepe Mel.
Ahora lo prioritario es respetar a Schuster, que ha cumplido, o casi, el objetivo de la permanencia; y a los futbolistas, que todavía defienden la elástica malaguista. Antes de entrar, dejen salir. ¡Gracias!