CON 11, CON 10… Y CON EL 17 DE ONTIVEROS (3-0)

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Ontiveros

@Danielnz97 || “Tebas, vete ya”. La Rosaleda clamó contra el presidente de LaLiga. Enésimo día laborable que impidió ver una buena entrada. 15.894 fueron testigos directos del juicio por los playoffs. El juez Pulido Santana decidió intervenir poco. Los ovetenses, casi con la libre absolución, castigaron con excesivas faltas al Málaga en los primeros 25 minutos. La prueba acusatoria inicial por parte del bando local fue un centro de Juankar, de regreso tras más de medio año en el dique seco, a Luis Hernández, cuyo remate acabó en las manos de Champagne. Abrió el corcho la afición cuando Ontiveros, que recibió el rechace del propio córner que él sacó, fue derribado dentro del área por la inocencia de Ibra. No falló Adrián, que se volvió a colocar como pichichi en solitario con nueve goles.

 

El primer disparo a puerta había sido del Oviedo. Saúl Berjón probó a un anestesiado Munir que tuvo poco trabajo, incluso, con inferioridad numérica. También estuvo tranquilo -a veces demasiado- para sacar el balón jugado. Durante el primer cuarto hora, justo cuando marcó Adrián González (15’), la posesión había sido del Málaga, pero la sensación era de ligero dominio ovetense. Nada preocupante, más allá de una pérdida del propio centrocampista madrileño que acabó en una contra que no pudo finalizar Bárcenas. Ansiaba el panameño un paraíso que acabó siendo un rosal de espinas.

 

Conexión argentina-senegalesa para crear la que podría haber sido la jugada del segundo gol. Leschuk asistió a N’Diaye, que vio la carrera de Ontiveros por banda contraria. Recibió y la paró. El déjà vu fue real. Recordó a aquel intento de vaselina en Santo Domingo que quedó en nada. Esta vez sí superó al meta. Pero por ahí apareció la cabeza de Johannesson para evitar el 2-0. Llegó poco después un pase filtrado de Joselu a Bárcenas cuyo receptor final fue Munir, que casi se lleva un recuerdo del panameño en forma de taco en el rostro. Justo cuando se cumplía la media hora, Keidi levantó la bota en exceso e impactó sobre Ibra, protagonista de las dos acciones más destacadas hasta el momento. Roja directa. Las lágrimas del albanés recibieron como respuesta la ovación de la grada, que volvió a reaccionar de mala manera cuando, por megafonía, se pidió que no hubiese insultos (hacia el árbitro en este caso) por el penalti no pitado, porque no era, a Blanco Leschuk.

 

La expulsión no lastró al Málaga. El equipo no lo notó durante el último cuarto de hora del primer acto. Tampoco hizo mucho el Oviedo por sacar rédito. Mismo plan el de los asturianos, conformistas con llegar al descanso con solo un gol de diferencia. La estrategia de defensa, nunca mejor dicho, se fue al traste en la acción que cerró los 45 minutos iniciales. Balón largo de Ontiveros a Juankar, que corrió como Forest Gump tras demasiados meses en el ostracismo. Finalizó como pudo. Tampoco tenía otra opción. Champagne rechazó y el esférico le volvió a caer al lateral. Llegaba ya el marbellí desde atrás. Se la dio a él. Eslalon de varios segundos por la zona central y disparo inmaculado. A la escuadra. Sin posibilidad de que el francés se acercara siquiera a tocarla. El onanismo en forma de gol provocó el orgasmo de la grada. Y el árbitro, sin dejar sacar a los visitantes, señaló el final de la primera mitad.

 

Salió bien el Oviedo. O eso parecía. Dos amagos frustrados. Recuperó N’Diaye en campo contrario y dio el susto. También el lamento de la grada malaguista al no ver a Leschuk, que estaba en una posición mucho más favorable para rematar. Falló Joselu en el pase poco después. Una de esas jugadas en las que aprovechó los espacios que, inevitablemente, se dejan al jugar con uno menos. Motivo diferente en la acción que hizo que Carlos Hernández viese la amarilla. Carrera, una de las últimas antes de ser sustituido por Diego González y, posteriormente, ovacionado por todo el estadio, de Juankar. Toché fue el cambio ofensivo de Sergio Egea para intentar tirar por segunda vez a puerta tras casi una hora de partido. Una mano dentro del área y poco más es lo que pudo ofrecer el veterano y experimentado delantero.

 

Omar y Mossa fueron las otras dos alternativas. Saúl y Bárcenas, con poco protagonismo, sobre todo el primero, abandonaron la partida. Joselu, que sí se quedó, vio la amarilla por una dura entrada sobre Luis Hernández. Pudo recortar distancias el ‘22’ de los ovetenses. Se hizo un lío en el área y desaprovechó la oportunidad de añadirle picante al final. Ontiveros dejó su sitio a Alejo, que se quedó fuera de la convocatoria el pasado lunes. Pudo marcar el vallisoletano. Disparo cruzado desde la izquierda e intervención de mérito de Champagne. Falló antes Munir -que luego hizo una buena parada para cerrar el choque-, en el minuto 71, en una mala salida en la que casi lesiona a Pau Torres.

 

Pero nadie se acordará de ese grave error del guardameta marroquí. No solo porque no es la única que ha hecho de ese calado, sino porque el tercero llegó en el 79’ por medio de Cifu en un contraataque espectacular que acabó en vaselina. Sentencia sin necesidad de juez. Porque la (correcta) expulsión de Keidi quedó en papel mojado. Éxtasis en Martiricos, que hizo la ola y sacó las linternas del móvil a modo de celebración. La grada, además, volvió a ver sobre el verde a Koné, que jugó tras más de medio año. Quinta plaza y con otros tres puntos asegurados la próxima jornada. El Málaga roza ya la liguilla.

 

MÁLAGA: Munir; Cifu, Pau, Luis Hernández, Juankar (Diego González, min. 59); Keidi Bare, N’Diaye, Renato, Ontiveros (Iván Alejo, min. 69); Adrián y Blanco Leschuk (Koné, min. 84).

 

REAL OVIEDO: Champagne; Johannesson, Carlos Hernández, Javi Hernández, Bolaño, Tejera, Jimmy, Yoel Bárcenas (Omar Ramos, min. 64), Saúl Berjón (Mossa, m. 70), Ibra (Toché, min. 58) y Joselu.

 

GOLES: Adrián (15'), Ontiveros (45') y Cifu (79')