@JuanjeFernandez || La expulsión de N’Diaye fue la segunda puñalada que el Málaga recibió en Los Cármenes. Como en la primera, el gol de Antonio Puertas, llegó a los pocos minutos de reanudarse el juego. Dos golpes demasiado duros para un equipo al que no siempre se le enciende la luz de la remontada pese a que sea uno de los equipos que más puntos consigue sacar cuando se pone por detrás en el marcador. La cuestión es que el rendimiento del mediocentro africano ha ido claramente decreciendo hasta el punto de que parte de la afición se cuestiones su titularidad.
El problema del senegalés son las expectativas que generó su llegada a la Costa del Sol. Unas expectativas refrendadas con los buenos encuentros del jugador en las primeras jornadas de Liga donde se erigió como uno de los futbolistas más importantes de la plantilla marcando incluso goles de gran valor como los anotados en tierras gallegas en los estadios del Lugo y el Deportivo de la Coruña que sirvieron para obtener cuatro puntos. Después del segundo tramo de selecciones N’Diaye comenzó a bajar enteros. Una situación que no ha gustado nada en la grada, sabedora del esfuerzo económico que tuvo que hacer el equipo de Martiricos para hacerse con sus servicios en verano.
Muñiz también ha mareado un poco al futbolista con tanto cambio de posición. La sensación que muchos perciben de N’Diaye es que realmente ha estado varias jornadas sin saber muy bien cuál era su rol sobre el césped. Durante diciembre y enero el futbolista hizo a veces más de mediapunta que de centrocampista y no era raro verle corriendo la banda o tirando desmarques en la frontal del área rival. El caso que tras su expulsión en Granada, algo rigurosa a ojos de los malaguistas, ha quedado en entredicho si el jugador vale realmente los seis millones de euros que tendrá que pagar el Málaga en verano si finalmente consigue el ascenso a Primera
