@Carloshernando_ | El año 2017 ha sido uno de los más movidos en la vida deportiva de Míchel, sobre todo desde su llegada a los banquillos. A mediados de marzo, el madrileño aterrizaba en Málaga para intentar salvar a un equipo herido y sin pulsaciones dentro del campo como era aquel club entrenado en la primera etapa de la temporada pasada por Juande Ramos y posteriormente por el Gato Romero.
Sus primeros partidos no fueron el debut soñado para cualquier técnico, con tan solo un punto de nueve posibles contra Alavés, Leganés y Atlético de Madrid y acercándose un poco más al descenso del que quería salir el Sporting a costa de los blanquiazules. En la siguiente jornada, Sandro obraría el milagro con su tanto y dio oxígeno y eliminó la presión y el lastre que ataba a sus compañeros, que se contagiaron del efecto Míchel para vencer al Barcelona en La Rosaleda y espantar los fantasmas del descenso.
A partir de ahí todo fueron sonrisas con una racha de cinco triunfos seguidos, por lo que la temporada se hacía corta para los malaguistas, que disfrutaron con su equipo en el último tercio de temporada y fueron testigos de la mejor versión de Sandro, Fornals, Camacho y Llorente. Todo tocó a su fin, al igual que la etapa de blanquiazul de los cuatro jugadores mencionados anteriormente, mientras Míchel iniciaba la pretemporada con el espíritu del año pasado y con otros objetivos, como era el de recuperar a Jony o al mejor Keko y Juanpi.
Los partidos veraniegos no trajeron consigo resultados halagüeños para seguir creciendo, con tan solo una victoria ante el Villareal en el Carranza con un gol de Adrián. Semanas más tarde comenzaba LaLiga 17/18 con uno de los peores inicios para el club con cinco derrotas que se redondeaban con el 5-0 cosechado en Mestalla. El primer punto llegó tras un mes de competición contra el Athletic, aunque no fue de inflexión al caer de nuevo ante Sevilla, Barcelona y Leganés. En todos ellos se vio a un Málaga capaz de jugar y maniatar al rival durante parte de los encuentros, pero con una fragilidad defensiva y una carencia táctica grave para poder vencer los partidos.
Afortunadamente para el club llegaron las primeras victorias y un balance positivo dentro de lo que cabe al obtener 10 puntos de 18 posibles en los duelos contra Celta, Deportivo, Levante, Villareal, Real Sociedad y Real Madrid, pero que nada sirvieron tras la imagen mostrada ante el Betis y Alavés con un Míchel perdido y colocando a un Chory Castro en el pivote que dejó el plantel roto en el medio del campo y con dos centrales en los laterales en el choque ante el Alavés.
Los números hablan por sí solos: 14 derrotas, 9 victorias y 4 empates en 29 partidos que el madrileño ha comandado desde los banquillos, una zona desde la que dirigió para salvar al Málaga el año pasado y donde ahora se está hundiendo con los jugadores en los puestos de descenso desde comienzo del curso. Tiene mucho que mejorar en 2018 el técnico, aunque se desconoce el crédito y el margen que posee para lograrlo.