@Carloshernando_ | Decía Aristóteles en la antigua filosofía griega que en el término medio está la virtud. De alguna manera lo podemos comparar con las actuaciones del Málaga a lo largo de esta temporada.
De las 32 jornadas que se han vivido en Primera División, la afición rara vez ha presenciado un partido medianamente bueno que se redondease con una victoria de los suyos; la mayoría de ellas se han caracterizado por el sufrimiento y las remontadas, excluyendo la victoria contundente ante el Leganés y sorprendentemente contra el Barcelona.
El equipo tiene dos caras. Una seria y fiable como la que se pudo vivir ante el equipo de Luis Enrique; la opuesta se pudo presenciar en Leganés, aunque Riazor fue el ejemplo más claro. Once jugadores en el campo sin pasión ninguna, sin el deseo de ganar incluso pensando que ya lo han hecho todo en esta temporada y que los objetivos están cumplidos.
Nada más lejos de la realidad. Nadie en el club puede estar orgulloso de su rendimiento y la prueba de ello son el desfile de entrenadores y de jugadores en las convocatorias. Obviamente, es muy difícil, casi imposible, que el plantel tenga la misma mentalidad que se observó contra el Barcelona, pero sí es necesario encontrar un término medio en las actuaciones del Málaga. Si fuese así, quién sabe dónde estaría el equipo, más que salvado, luchando por otro tipo de objetivos y con una afición orgullosa y contenta de los suyos.
