@SuarezRMarca | Si el baloncesto ACB se jugase como el Real Madrid-Unicaja con el que se abrió el telón de la liga, una verdadera oda al juego ofensivo, mejor le iría a la competición. Se necesita espectáculo, acción, acierto en el tiro, tapones estratosféricos… y todo eso lo interpretaron a la perfección los pupilos de Laso y de Plaza. Al final, como es basket, tiene que haber un ganador. Y ese fue el Real Madrid.
Pero podría haber vencido cualquiera porque ambos merecieron el triunfo. Hubo momentos para el brillo de casi todos. Pero el clave y definitivo llegó en el ecuador del último cuarto. Por entonces el Unicaja dominaba 73-78, respondiendo cada buena acción de los blancos con Musli y Sua?ez sensacionales. Pero apareció Doncic, primero, y consecutivamente Carroll y Taylor, para enlazar tres triples y darle la vuelta a la tortilla. Junto a ese acierto, unido a un parcial de 10-0, el Madrid rompió el partido por 94-82 a 2’27” para el final.
Fue una lástima que los cajistas no supieran jugar esa recta final. Hasta entonces, con Díaz en la dirección, con un juego interior notable y con un sobresaliente lanzamiento exterior, no sólo plantaron cara al campeón sino que incluso soñaron con el triunfo. Sin embargo, contra un equipo con un fondo de armario inmenso nadie se puede permitir el lujo de colocar un borrón en su actuación.
Al menos, el Unicaja se va con muy buenas sensaciones. Teniendo en cuenta que Ndiaye aún no ha llegado, que Musli, Díez y Waczynski andaban con problemas físicos, y que Plaza dispone de más de media plantilla nueva a su disposición, el partidazo que se marcaron los malagueños deja muy buenas perspectivas para el futuro.
Quizás, como notas a mejorar, la aportación de Jamar Smith y de Kyle Fogg. Pero no hay mal que por bien no venga. Hubo tiempo para disfrutar de la dirección de Alberto Díaz, de los movimientos de Musli y Brooks o de los 32 minutos que estuvo Nedovic en cancha. Y eso ya es decir para un jugador bajo las órdenes de Plaza.