Carlos I de Francia. Así se le podrá decir desde hoy al tenista murciano que ha logrado sumar su primera Copa de los Mosqueteros tras imponerse en cinco sets, con remontada incluida, a Aleksander Zverev (6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2) en 4 horas y 19 minutos. Con este título, Alcaraz se convierte en el tenista más joven de la historia del tenis en sumar tres grand slams en tres superficies diferentes. A la Copa de los Mosqueteros de este 2024 se deben sumar el US Open logrado en 2022 y Wimbledon 2023 donde se impuso a Novak Djokovic en la gran final. De este modo, Alcaraz se abona a las remontadas y se corona por primera vez en Roland Garros.
Es el primero de muchos trofeos que están por venir para el murciano, el más joven en reinar en tres superficies distintas en los torneos del ‘Grand Slam’. A sus 21 años y 35 días, ha alargado este domingo el romance del tenis español con la tierra de París. Un total de 27 títulos, de los que 18 han sido en el siglo XXI.
Alcaraz empezó a ganar desde el momento en que salió del túnel de vestuarios. La Philippe Chatrier, que un día perteneció a Rafael Nadal, ahora es suya.
El partido se inició con Carlitos al resto, como le gusta. Zverev parecía hecho un flan. Lo demostró con dos dobles faltas en sus dos primeros saques. No se había visto nada igual. Los fantasmas de la final del US Open, en 2020, cuando se le escaparon con Dominic Thiem dos sets y un ‘break’ en el tercero, seguían ahí.
La rotura era para el murciano con una derecha ganadora. Era toda una declaración de intenciones. Su arsenal estaba preparado para ir al ataque.
Los nervios iban de un lado a otro de la red. Una caña y una doble falta de Carlitos en su primer turno de servicio. Una dejada larga fue la antesala del 1-1.
Sascha se había quitado la presión a raquetazos. La brillantez apareció cuando ambos se tranquilizaron. La segunda rotura de Alcaraz llegó en el quinto parcial. Consolidó la ventaja con el 4-2.
Al tenista de El Palmar se le escaparon dos pelotas de 5-2, con un 15-40 desde el resto. No lo echó en falta porque el tercer ‘break’ fue para cerrar el set.
Zverev pudo reengancharse al partido en la continuación. Se le escapaban, uno tras otro, todos los puntos de rotura. El alemán dependía en demasía del porcentaje de primeros saques para seguir con vida. Sufría en cada uno de sus turnos.
Sascha, desesperado, intentaba engañar al árbitro con botes que no eran. Recibió los silbidos del público. El contador de errores no forzados del español iba en aumento. En el número 21, una caña con la derecha, su adversario tomó la iniciativa en la segunda manga: 4-2.
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Björn Borg, en el 50 aniversario del primero de su seis títulos en Roland Garros, fue el encargado de darle la Copa de los Mosqueteros a Carlos Alcaraz, verdugo de Alexander Zverev en una emocionante final que murió con un 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2, en 4 horas y 19 minutos .
Es el primero de muchos trofeos que están por venir para el murciano, el más joven en reinar en tres superficies distintas en los torneos del ‘Grand Slam’. A sus 21 años y 35 días, ha alargado este domingo el romance del tenis español con la tierra de París. Un total de 27 títulos, de los que 18 han sido en el siglo XXI.
Alcaraz empezó a ganar desde el momento en que salió del túnel de vestuarios. La Philippe Chatrier, que un día perteneció a Rafael Nadal, ahora es suya.
El partido se inició con Carlitos al resto, como le gusta. Zverev parecía hecho un flan. Lo demostró con dos dobles faltas en sus dos primeros saques. No se había visto nada igual. Los fantasmas de la final del US Open, en 2020, cuando se le escaparon con Dominic Thiem dos sets y un ‘break’ en el tercero, seguían ahí.
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La rotura era para el murciano con una derecha ganadora. Era toda una declaración de intenciones. Su arsenal estaba preparado para ir al ataque.
Los nervios iban de un lado a otro de la red. Una caña y una doble falta de Carlitos en su primer turno de servicio. Una dejada larga fue la antesala del 1-1.
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Sascha se había quitado la presión a raquetazos. La brillantez apareció cuando ambos se tranquilizaron. La segunda rotura de Alcaraz llegó en el quinto parcial. Consolidó la ventaja con el 4-2.
Al tenista de El Palmar se le escaparon dos pelotas de 5-2, con un 15-40 desde el resto. No lo echó en falta porque el tercer ‘break’ fue para cerrar el set.
Zverev pudo reengancharse al partido en la continuación. Se le escapaban, uno tras otro, todos los puntos de rotura. El alemán dependía en demasía del porcentaje de primeros saques para seguir con vida. Sufría en cada uno de sus turnos.
Sascha, desesperado, intentaba engañar al árbitro con botes que no eran. Recibió los silbidos del público. El contador de errores no forzados del español iba en aumento. En el número 21, una caña con la derecha, su adversario tomó la iniciativa en la segunda manga: 4-2.
La tercera doble falta de Carlitos entregó el set. Zverev iba lanzado, se montaba muy bien encima de la pelota, la tocaba limpia y le salía todo. No fallaba casi nada. Con las tablas en el marcador era el momento para que el pupilo de Juan Carlos Ferrero hiciera borrón y cuenta nueva.
El jugador de Hamburgo mide 1,98 metros y se mueve con la agilidad de un velocista. La igualdad se mantuvo hasta el sexto juego. Fue Alcaraz quien abrió de nuevo las hostilidades y situó el tanteo en 4-2. Luego se puso 5-2 y después sacó para la manga, con 5-3.
Cuando más cerca parecía la opción de tomar ventaja en el tanteo llegó una inesperada reacción de Zverev. Cinco juegos encadenaría para hacer suyo el parcial.
La inspiración del español se había frenado. Sus tiros se marchaban. La estadística de errores no forzados reflejaba un 39 a 19. Le tocaba remontar, como en la semifinal del viernes ante Jannik Sinner.
El número tres mundial recurrió al zumo de pepino (un recogepelotas le trajo dos botellas) mientras protestaba al juez de silla por lo seca que estaba la arcilla. Le hicieron caso y pasó la manguera.
Carlitos reaccionó a lo grande, con un 4-0 de salida. Seguiría luchando hasta el final. Sabía que es prácticamente infalible a cinco sets: llegó a la cita con 10 victorias en 11 partidos.
Apareció el fisioterapeuta, con 4-1, para aplicar un masaje en la pierna izquierda del español. La batalla pasaba de las tres horas. El tenista de El Palmar se anotó el séptimo ‘break’. Con 2-1 levantó tres pelotas de 2-2. Eran medio título. Se puso la mano a la oreja y pidió un aplauso de la afición. Respondieron al grito de «Carlos, Carlos«.
Nadie quería perderse una final tan emocionante. Tampoco Novak Djokovic y su hijo Stefan, que la seguían a través de la televisión. Conocido es que la familia Djokovic es muy de Alcaraz.
El español firmó un monólogo para la historia en una quinta manga para enmarcar. Con la victoria ante Zvevev, al que igualó a cinco en el cara a cara, ya sólo quedan tres jugadores con los precedentes a favor con el murciano en el ‘top100’: Novak Djokovic (2-3), Roman Safiullin (0-1) y Hugo Gaston (0-1). Carlitos es el presente y el futuro del tenis.