La semana del ’10’ del Málaga CF ha sido la representación de la evolución de los estados de ánimo. A veces, triste. Otras preocupado. Y también feliz. El pasado lunes, tras el empate ante el San Fernando, David Larrubia rescataba una nota que tenía guardada en su móvil desde 2019. Un mensaje para sacudirse el miedo y desinhibirse. Le sirvió como anillo al dedo. Ante el Antequera consiguió su segundo tanto de la temporada. Con dedicatoria especial a Julio Rodríguez, preparador físico del conjunto blanquiazul. Una persona que cree firmemente en el talento de Larrubia. «Julio es una persona que está muy detrás mía siempre. Me dice que soy el 10 del Málaga CF y que tengo que echarme el equipo a la espalda. Quería reconocérselo”, explicaba el centrocampista en zona mixta tras el partido. Se podría decir aquello de… soy el «puñetero» 10 del Málaga CF.
El centrocampista cuajó un sobresaliente partido ante el Antequera CF. Marcó el segundo gol con una definición llena de sangre fría. Asistió en el estreno goleador de Sangalli y estuvo atrevido con balón y con regate. De hecho, una espectacular jugada individual acabó en el poste. Solo la madera le privó del doblete. Un partido que le hacía falta a un jugador que el año pasado hizo una «mili» de mucho nivel en el Mérida y donde adquirió mucha experiencia de la categoría. Tras el partido del Córdoba CF se le veía hundido moralmente después de desperdiciar una ocasión clarísima que hubiese supuesto el 0-1 en El Arcángel.
Pero David Larrubia cree en sí mismo. Y personas muy importantes para el vestuario como el caso del preparador físico Julio Rodríguez, también mantienen ese fe ciega. Pellicer acude en las últimas ruedas de prensa a la magia que tenemos cada uno de nosotros dentro. El ‘10‘ logró desprenderla de su cuerpo para hacer, probablemente, su mejor partido de la temporada en la victoria por 3-0 ante el Antequera CF. Ojalá no sea una raya en el agua y esto le sirva para obtener una gran versión de cara al decisivo playoff.
Muchas veces, la confianza de los futbolistas está en los pequeños detalles. A partir de lograr el gol se le vio mucho más decidido. De hecho, el propio jugador lo reconoció después del partido del sábado. “No me he parado a pensarlo, pero soy un futbolista que nunca deja de intentarlo. A partir del gol he cogido confianza y he sido más valiente en el uno contra uno. En los entrenamientos trabajo muy bien. Tengo que seguir trabajando para seguir plasmándolo en los partidos”, reflexionaba Larrubia acerca de las oportunidades donde no le salieron las cosas.
El partido del sábado tenía como principal meta la reconciliación. De La Rosaleda con su equipo y de los jugadores con su afición y consigo mismos. David Larrubia captó la principal importancia del partido. A nivel individual fue el mejor de los de Pellicer y se llevó una sonora ovación por parte del templo blanquiazul. Gol y asistencia. Descaro y regate. Y, sobre todo, mucha valentía. Ingredientes necesarios para contar con el mejor ‘10‘ para el playoff. A título personal, me lo voy a permitir. Más de una vez se lo habrá dicho Larrubia a sí mismo: «Soy el «puñetero» 10 de este Málaga CF«.
La casta y el orgullo hay que sacarlo para reconducir la situación cuando las cosas no están saliendo. Darse golpes de pecho cuando ganamos un partido después de 8 arrastrándonos es un poco patético, la verdad.