El grupo de restauración más importante de la Costa del Sol ha inaugurado el martes 10 de octubre, Trocadero Commodore, su décimo establecimiento y el primero en la capital española.
El nombre «Commodore» no es casualidad, además de estar protegido como Rótulo Histórico, también posee un fuerte vínculo familiar con los primeros propietarios del local. “Nos hace ilusión continuar con la tradición, además de ser una buena oportunidad para darle ese apellido a Trocadero Commodore que tanta gente reconoce y sitúa.” Explica Jorge Hernandez- Gil, director general de Grupo Trocadero.
Con el objetivo de cerrar el año con una plantilla de 900 empleados y una facturación de 30 millones de euros, el Grupo Trocadero se ha convertido en una extensa familia, que no ha parado de crecer en los últimos años. La expansión de la marca ha sido fulgurante, con recientes aperturas exitosas en Tarifa y Málaga este pasado verano.
La elección de Madrid como próximo destino no solo tuvo que ver con la necesidad de un espacio emblemático, sino que también es un retorno a las raíces. Dioni, el fundador del Grupo Trocadero, inició su carrera empresarial en la capital abriendo bares de copas, cafeterías y restaurantes. Además, muchos de sus amigos y familiares son originarios de Madrid. En palabras de Jorge: «En el fondo es una vuelta a casa».
Trocadero Commodore mantiene el espíritu del chiringuito en Madrid con un carácter alegre y desenfadado, un servicio cercano y una oferta gastronómica en la que los pescados desempeñan un papel destacado. La carta sigue la estructura que ha hecho famoso al grupo, con énfasis en pescados, arroces y carnes, así como una sección «japo». Además, se incorporarán nuevos platos con guiños a la cocina madrileña.
En cuanto a la decoración, Trocadero Commodore se distingue por referencias internacionales en lugar de las referencias africanas presentes en otros locales de la Costa del Sol, donde África forma parte del horizonte de cada local. El uso de materiales nobles como madera, piedra, latón y telas, junto con un cuidado paisajismo y obra gráfica, garantiza que el sello Trocadero sea reconocible fácilmente.
El restaurante se divide en dos plantas con múltiples zonas, que incluyen salones principales, terrazas en Serrano y Joaquín Costa, zonas de sofás con barra propia, y una variada oferta para disfrutar en la planta calle, con terrazas, una barra principal y zonas de mesas altas.