Las matemáticas dicen que el Málaga sigue invicto en esta pretemporada. Así es. Los de Pellicer no conocen la derrota. Tres victorias y dos empates. Va con lo justo. Lleva al límite la máxima virtud de una plantilla cogida con alfileres. Es un Málaga de autor, con sello propio y en el que todos ven necesario fichajes para colocar como posible favorito al ascenso a los blanquiazules.
La jerarquía y experiencia de algunas piezas permiten al Málaga mostrar un oficio necesario, básico e innegociable en esta nueva realidad competitiva. Más allá de eso, el verde habla y el algodón no engaña.
Y es que de nuevo tocaba ver hoy el rendimiento de los malaguistas en Algeciras. Canteranos y veteranos. Un rival de la categoría y un escenario que conocerá de primera mano este curso. Pese a ser un ‘bolo’ veraniego era necesario calibrar si la nueva realidad deportiva, el saber competir en el fútbol de barro y bronce es una lección aprendida por la nueva plantilla.
Dioni demostró con dos toques el gol que tiene. No va a perdonar muchas, Juanpe se antoja clave en este Málaga, Genaro, pese al error inicial, se consolida como ancla en este ‘nuevo’ 4-4-1-1 o 4-1-4-1 que altera Pellicer. Hererro no solo es un portero: comunica, muestra liderazgo y crece amistoso a amistoso.
No esconde las armas el de Nules. Las de su núcleo duro y también la de una ‘Unidad B’ que necesita retoques. Hoy alteró varias disposiciones tácticas, pero el once de partida es una clara declaración de intenciones de por donde fluctuará el primer once en Castalia. La prueba del algodón queda superada con luces y sombras. El Málaga necesitará ir a la guerra cada domingo. Se necesitan más soldados. Nuevos y otros que se marcharán del pelotón.
Seguimos muy escasos de gol. Sin gol no habra ascenso.
Hace falta gente arriba con gol y que el resto de líneas del equipo también hagan gol. Trabajar el balón parado para sacar rendimiento a esas jugadas y hacer más gol.
El gol da el ascenso.