Una calma silenciosa

Reina la discreción en las oficinas de Martiricos cuando aún hay muchas cosas en juego. Una calma silenciosa.

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Loren, Pellicer y Manolo Sánchez conversan en Marbella tras el amistoso ante el Almería | Javier Díaz
Loren, Pellicer y Manolo Sánchez conversan en Marbella tras el amistoso ante el Almería | Javier Díaz

Como si de una partida de ajedrez se tratara, el Málaga CF, con Loren Juarros y Kike Pérez a los mandos, está gestionando de una manera muy meticulosa la información que se se ofrezca al exterior. Era previsible que este verano iba a ser convulso por varios motivos: Salida de 18 futbolistas, despido de empleados a causa del ERE, rearmar una plantilla nueva, ilusionar a una afición muy defraudada mediante la campaña de abonados, etc. La entidad ha procedido paso a paso y sin hacer ruido. Una calma silenciosa.

Ahora mismo el club tiene varios frentes abiertos. Primero y principal, reforzar el equipo para postularlo como claro aspirante al ascenso, necesidad prioritaria. El último aterrizaje en Martiricos estuvo comandado por Luca Sangalli allá por el 10 de julio. Casi una veintena de días después, la afición espera más. Predicado por el director deportivo y contrastado por este medio, se siguen realizando movimientos en el mercado para, al menos, firmar tres o cuatro futbolistas más.

Otra tarea en las oficinas de La Rosaleda son las ventas, aunque hay casos muy distintos. Por un lado está el caso de Cristian. Las repetidas ofertas por el marbellí no llegan a buen puerto. El club se ha plantado y no pretende vender a uno de sus jugadores franquicias por un precio bajo. No se espera un pago de la cláusula de rescisión de tres millones de euros, pero si una cifra que ronde el millón. Ya son tres equipos los que le han sondeado y han decidido retirarse.

En la orilla opuesta está Loren Zúñiga. Delantero y club tienen claro que debe salir para tener minutos. Sus agentes siguen buscándole un destino que parece estar en Bélgica. La opción que desgraciadamente para ambos se ha enfríado es la del Famaliçao, que estaba dispuesto a pagar 250.000 euros y el Málaga se reservaba un porcentaje de futura venta.

Todas estas gestiones se están realizando desde la máxima discreción y rigurosidad con el objetivo de no alimentar la llama del enfado de muchos aficionados que, nerviosos, esperan movimientos. El éxito en la venta de camisetas y la reciente llegada oficial a los 10.000 abonados sirven como nexo entre club y malaguismo.

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