El pasado 5 de marzo la violencia volvió al fútbol malagueño. Cristóbal Herrera se ha pasado este martes por el micrófono rojo para hablar de la agresión que sufrió en el Santa María Las Chapas de Marbella para el partido de 3 Andaluza Senior entre el Nueva Andalucía y el Cala de Mijas. Nuevo caso de violencia en Málaga: «Cuando apunto el gol, recibo un fuerte impacto en la cara»
Estado. «Ya estoy bien. Estoy haciendo vida normal, pero fue un mal rato. Al final se queda dentro, los daños físicos desaparecen. Es una cosa que se queda para toda la vida. Ya pasó. No me va a frenar. Es duro vivir una situación así«.
Contexto. «Me atrevería a decir que de los partidos sénior que he arbitrado, unos trece o catorce, era de los más tranquilos. El resultado era de 1-5. Es algo que no te esperas, sea como sea el partido. Es lo que me preocupa, que si me ha pasado en un partido así, le puede pasar a cualquier compañero».
Acción. «No vi tampoco ningún fuera de juego. Eran protestas normales. Estaba hablando tranquilamente con los jugadores y ellos igual. Cuando apunto el gol, recibo un fuerte impacto en la cara. Ya no recuerdo como caí, me desplomé inmediatamente».
Secuelas. «Lo más grave fue una fractura de tabique nasal y latigazo cervical. Lo demás es más secundario. También hay lesiones en el pómulo. Cuando recuperé la consciencia, fue un minuto o así. Pedí que llamasen a la ambulancia y policía. Vinieron a los 15 minutos la Policía Local, la Policía Nacional y la Ambulancia».
Reacciones. «Me contactó el presidente del club local. El jugador no me ha llegado a contactar, creo que salió en la segunda parte. Jugó unos 10 minutos y se fue corriendo. El presidente me pidió perdón y aseguró que lo iban a sancionar y a mí me iban ayudar en el tema».
Retirada. «Cuesta, pero al final es algo que ahora mismo no planteo. No me planteo abandonar. Creo que volveré con más ganas y fuerza. Es algo que me gusta y no creo que alguien me quite las ganas».
Ánimos. «Desde los dirigentes hasta compañeros me han mandado muchos mensajes desde que se enteraron. Todo el mundo me contactó, tenía el teléfono lleno de mensajes».
Mensaje final. «Ojalá que no vuelve a ocurrir, ni a mí ni a nadie. Parece que son casos aislados, pero eso es lo que piensas hasta que lo vives. Cada jornada pasa, física o verbal. Sin ir más lejos mis asistentes eran menores de edad los dos. Estás jugando también con los sentimientos de los menores que ven eso«.