El panorama de este Unicaja es más prometedor cada semana que pasa. La tercera posición en Liga Endesa hace crecer la ilusión, ya desbordada, alrededor del club de Los Guindos. Inimaginable concebir a estas alturas que ante tantos cambios, también con aquel arranque terrorífico de competición, los malagueños iban a suspirar por ser cabeza de serie en la Copa. ¿Soñar con algo más? Es gratis. De momento a seguir asentando un proyecto que tiene muy buena pinta, y si llega, bienvenido sea. Que el crecimiento no pare porque el equipo verde tiene el techo muy alto, aún desconocido. Si se tiene este nivel en diciembre con tantos cambios…
Pero lo que provoca la sonrisa de oreja a oreja es la filosofía de un equipo ya reconocible. Un Unicaja que si tiene la oportunidad de avasallar, no tiene piedad. Un dolor de muelas enfrentarte al equipo verde. Lo pudo comprobar Casademont Zaragoza en sus carnes. “Hay una diferencia clara entre el ritmo que ellos jugaban y el nuestro. Hemos intentado hacer alguna vez algo diferente, pero ellos han sido muy superiores”, decía Porfirio Fisac al acabar el partido. Mensaje parecido al de Nenad Markovic, entrenador del Dijon: «Es uno de los mejores equipos de la BCL junto con el Tenerife y todavía no he visto un equipo capaz de defender así durante 40 minutos esta temporada». Si este Unicaja mantiene precisamente ese ritmo, con el talento que cuenta en sus filas, es un equipo casi imparable cuando alcanza ese pico.
Son siete victorias seguidas, con un partido accesible este sábado en Fuenlabrada que sería la octava. Uno ya tiene borrada de la memoria la última derrota del Unicaja, en Joventut, sirvió para después despertar a la bestia. Cierto que en esas siete, algunas son frente a rivales de un nivel sobre el papel inferior, pero se rozó el bochorno en esos días a lo largo de la temporada pasada, donde solo queda casi la nomenclatura del club. La victoria en Valencia dio prestigio y en Dijon el golpe definitivo para intimidar a Europa. Se viene de la oscuridad, pero el Unicaja está atajando el camino para regresar a su sitio.
Seguro que vendrán momentos grises, ley del deporte. Es imposible que se pueda mantener esta dinámica hasta mayo. Pero que la ilusión no pare, y se siga creciendo en todos los aspectos. Los espectadores que van al Carpena, el sábado 7.037, ya saben a lo que vienen. Algo muy importante y que servirá de acicate para que sean más. No solo el ganar, también el cómo. ¿Hacía cuánto no se tenía esa sensación de orgullo? Mucho. Días para disfrutar.
