El Unicaja vive una semana tranquila tras haberse estrenado en Liga Endesa y BCL. Dos victorias que resaltan el fondo de armario de los verdes: ante el Granca fueron Ejim y Djedovic los encargados de desatascar a los malagueños, mientras que Kravish y Kalinoski hicieron lo propio en Cerdeña. Pone en valor la capacidad de los doce jugadores de ser importantes, o quizás de momento once. Jonathan Barreiro es el gran ‘sacrificado’ de la rotación en estas primeras semanas de curso.
El gallego no ha pasado de los ocho minutos en los últimos tres partidos, el que menos tiempo ha estado en pista. Algo que de momento es circunstancial ya que Ibon Navarro tiene una confianza ciega en ‘Jony’, como se le conoce en el vestuario. Pero son datos que chocan, más tratándose de un jugador que está obligado a dar un salto en su segundo año en Málaga. Habrá que esperar a que avance la competición, una vez empiecen a pesar las piernas.
Motivado también por el extraordinario comienzo de Djedovic, y otros jugadores que están cumpliendo en la posición del coruñes, caso también a resaltar del de Kalinoski. Un dúo que rezuma fiabilidad y rendimiento, por lo que se reducen sus minutos. Ibon Navarro ya lo avisó en una de sus primeras intervenciones del verano: «Quien no esté a la altura, se caerá». Toda una declaración de intenciones, y de momento cumpliéndose.
Barreiro hablaba en Radio Marca Málaga precisamente de cómo afrontaba su segundo año en la capital costasoleña, conocedor de unas exigencias más altas a nivel particular ante la fortísima apuesta que se hizo en Los Guindos el año pasado. «El verano es muy largo y hay que aprovecharlo para mejorar individualmente, es lo que trato de hacer. Es mi segundo año aquí, por lo que el periodo de adaptación ya es diferente: conozco al club, la ciudad… Me siento más adaptado, y eso se traslada a la confianza que me transmiten Ibon y mis compañeros».
12 puntos anotó la temporada pasada ante el Real Madrid en el Carpena, de sus mejores actuaciones como cajista; coincidiendo con el estreno de Ibon Navarro como entrenador del Unicaja, sin duda una de las tareas pendientes: encontrar un contexto favorable para que explote todo lo que tiene, que es mucho. Por el momento es el sacrificado.