Último partido de la selección española, última victoria de la fase de grupos. Esta vez, ante un rival muy sólido, tanto en defensa como en ataque. El combinado de Turquía, con Shane Larkin y Cedi Osman a la cabeza, puso en varias ocasiones en aprietos a la ÑBA: Sergio Scariolo conocía su potencial y salió con el mismo quiteño que en el día de ayer: Lorenzo Brown, Willy Hernangómez, Jaime Fernández, Xavi López-Aróstegui y Jaime Pradilla. Pero ninguno de estos iba a ser el jugador decisivo en los minutos finales. El que sí, Alberto Díaz, el base de Unicaja.
La primera mitad fue un toma y daca constante. Darío Brizuela, mejor jugador en el día de ayer, entró al final del primer cuarto pero no estuvo igual de acertado de cara al aro que contra Montenegro. Tanto la selección de Ataman como la de Scariolo se iban alternando el dominio del encuentro. Así lo reflejó el marcador antes del descanso (34-38). Partido igualado que se iba a decidir en la segundos veinte minutos.
La mentalidad de ambos conjuntos no cambió tras volver de vestuarios. Turquía, gracias a Osman y Sengun, se mantenía en el partido, ya que por parte de España todos y cada uno sumaron (en defensa y en ataque). Pero hubo un punto de inflexión en el partido: la expulsión de Darío Brizuela, tras cuatro faltas y una técnica. El runrún estaba en la cabeza de todos los españoles, tras su marcha, pero el entrenador tuvo clara la decisión. Alberto Díaz a pista y a seguir jugando. El pelirrojo de Los Guindos fue decisivo en los minutos finales del encuentro: sacó una falta en ataque y robó una pelota en campo rival. Estas dos acciones dieron el aliento suficiente para que España se hiciese con la victoria (69-72) y pasase como primera de grupo. Los octavos de finales en Berlín, contra la Lituania de Sabonis y Kuzminskas, son el próximo objetivo.
