Sandro Ramírez fue ofrecido al Málaga en mitad de mercado. El delantero canario, que fue la última estrella del cuadro de Martiricos en Primera, pudo acabar en La Rosaleda. La operación, que tenía unos costes elevados, no convenció a la dirección deportiva, que prefirió no arriesgar el dinero y dejarle marchar finalmente a la UD Las Palmas. Podría haber sido uno de los movimientos estrellas, pero en las oficinas del club han seguido la línea que querían después del fiasco que supuso el fichaje el curso pasado de Sekou Gassama. La confianza en Fran Sol y Rubén Castro es total.
El Málaga sondeaba el fichaje de un delantero, pero no quería gastar el dinero en uno que no ofreciese garantías. La operación Sandro Ramírez hubiese supuesto un coste más alto que otros movimientos que ha hecho el club en el mes de agosto. Es posible que la afición hubiese visto con buenos ojos la llegada de un atacante que en Primera superó la barrera de los 10 tantos. Poca broma. Es obvio que no es la único operación que los blanquiazules han rechazado este verano. Hay que recordar que los fichajes de Rubén Castro y Fran Sol se van por encima del millón de euros en coste.
Manolo Gaspar ha quedado contento con la plantilla, pero en La Rosaleda no hubiese sentado mal hacer un esfuerzo por un punta. Así se pudo ver con la operación de Juanjo Narváez. El colombiano lo tenía todo hecho y finalmente se marchó a Valladolid para jugar en el Pucela.
Pues si es verdad, se tendría que haber hecho.
Creo que hubiera sido una lotería, porque en las últimas temporadas no ha hecho gran cosa.