Siguen las probaturas en el equipo blanquiazul y en este fin de semana cargado de pruebas: Almería y Xerez, más de lo mismo. Tiempos de cambios, tiempos de pretemporada. En estos últimos encuentros del Málaga CF se pudo ver una disposición en el terreno de juego con tres centrales y dos carrileros. Un pivote e iniciador de juego a la vieja usanza, dos interiores con llegada en segunda línea y la dupla, hasta el momento inamovible, de Fran Sol-Rubén Castro. Ahora según palabras del argentino toca trabajar con la línea de cuatro. Pase lo que pase, el patrón o la idea de Guede es inamovible: campo abierto, presión voraz y mano a mano.
Ese campo abierto hace referencia al clásico ensanchar el mismo lo máximo posible. Dentro de esa idea que tiene el argentino de los carrileros profundos, ya sean Juanfran-Olmo, Haitam-Issa Fomba o cualquier variante, el argentino busca la aparición del juego interior. Futbolistas que generen esa superioridad o último pase. Jozabed, Luis Muñoz, Febas.
Es ahí donde también sale a relucir el denominado mano a mano. Y es que el equipo blanquiazul ‘arriesga’, es una premisa del entrenador, con una gran cantidad de futbolistas en campo contrario. En determinadas acciones pobla el campo rival con hasta 8 efectivos.
Ese equilibrio ofensivo es el que intenta trabajar de manera intensa Guede. Ya se pudo ver en el 2-0 ante el Cádiz como Genaro-Diarra quedaron como únicos jugadores que tenían que cerrar, mano a mano, la acción del equipo gaditano.
Si está bien trabajado y cada jugador tiene claro cuál es su función y está bien situado en cada momento no hay problema.
Porque si no es así es un coladero atrás.
Y ojito este año con los corners y faltas laterales. Asignatura pendiente. Tanto a favor como en contra.