El descenso de categoría supuso una nueva realidad deportiva y también de cierta austeridad en el Málaga CF. Pese a que aun la gestión de los Al-Thani seguía haciendo estragos en la estructura del club, solo basta recordar los contratos firmados por Caminero y cía, ciertos privilegios o aires de grandeza quedaron cortados de raíz. Entre ellos, los desplazamientos en vuelo chárter. Muñiz ‘aterrizó’ en el conjunto blanquiazul, su tercera etapa, y aplicó desde el minuto uno, las nuevas reglas del juego. Del vuelo directo a las seis ruedas.
Y es que el sorteó de la competición deparó que el estreno liguero en la categoría de plata fuera en Lugo. Más de diez horas de trayecto. Desde al Anxo Carro a La Rosaleda. 1025,5 km. El entrenador asturiano lo tuvo claro y no le tembló el pulso a la hora de elegir el modo de viaje de vuelta a Málaga: el autobús.
De Lugo a Málaga en autobús
«Somos un equipo de Segunda y tenemos que ponernos a ese nivel. Hay que buscar la viabilidad del club y nos tenemos que adaptar todos a la categoría. Cada departamento. Todo el mundo pierde algo con el descenso. El club pierde presupuesto y tenemos que adaptarnos. Lo más importantes es la viabilidad y eso supone reducir gastos. No hay ninguna excepción. No voy a pedir nada más. Nos tenemos que adaptar a un nuevo presupuesto, decía Muñiz al respecto.
La ‘flecha blanquiazul’ se convirtió en un compañero más de la plantilla y recorrió buena parte de los campos de la categoría. No había caviar y tocaba hacer carretera a los mandos de Ángelo, exjugador del CD Málaga, y dedicar muchas horas en las seis ruedas. Era momento de reducir gastos y el cinturón se apretó en determinados gastos, entre ellos los viajes. «No hay ninguna excepción. Conoceremos el autobús de arriba a abajo«, ironizaba en su momento en sala de prensa Juan Ramón López Muñiz.
