Tres semanas. Menudo vértigo. Tan solo tres jornadas separan al Málaga CF del desenlace de un nefasto año. El que comenzara siendo un equipo que parecía poder aspirar a todo, ahora lo hace a permanecer en Segunda División. La pregunta es muy clara: ¿qué más le hace falta a este Málaga para reaccionar?
Claramente, el problema no era el entrenador. La etapa de José Alberto López alcanzó su cima ante Las Palmas en La Rosaleda. Fue la última victoria del conjunto de Martiricos en feudo propio, y de ahí en adelante no hubo manera de levantar el vuelo. Fue el encuentro ante el Ibiza el que terminó por sepultar su periplo, y su sucesor lo tuvo más negro aún.
Natxo González no fue capaz de enderezar el barco y, con tan solo 10 jornadas en su haber, salió por la misma puerta trasera que entró. Guede es la última esperanza, y tras un buen arranque revitalizante en el aspecto anímico, de nuevo el navío boquerón pasa por muy malos momentos. Nunca ha estado tan cerca del descenso, y la emergencia alcanza unas cotas inimaginables cuando arrancó el curso.
Entonces… ¿Son los jugadores quienes fallan? Probablemente. La que parecía una plantilla completa y con aspiraciones de altas cotas no ha respondido en muchas ocasiones. Si bien es cierto que ha acusado las bajas de figuras muy importantes -Juande, Luis Muñoz o Genaro entre otros-, la planificación tampoco parece haber estado a la altura. La dirección deportiva conservó un millón de euros que bien podrían ayudar a día de hoy a salir del bache.
Sin embargo, no es momento de mirar atrás. ¿Qué le hace falta a este Málaga para abandonar el pozo? Quizás algo de suerte: el Sanse ganaba en Pucela con dos tantos en propia de los locales; tal vez más fútbol: en ningún momento ha habido un juego consolidado de los malaguistas; puede que incluso más actitud de la que demuestran. Sea lo que sea, hace falta algo, y habrá que sacarlo a relucir en estos días que restan de campeonato.
Calidad y un sistema. Ya no hay tiempo para eso.
Ahora sólo hace falta suerte.
El cambio que era necesario, un error elegir a Natxo. Jugando bien, regular o mal, con el anterior se estuvo más tranquilo (pese a que no se transmitian las mejorrs sensaciones). Natxo nunca debió venir, el que lo eligió debió salir por la puerta con él. Y lo de no remover la plantilla en Enero, más que Febas y Vadillo, otro error, cuando se sabia que no había gol, ni defensa