El reflejo del Málaga cambió radicalmente si comparas las dos partes y con el sevillano muy de más a menos. El efecto espejo de Jozabed se resumió en pasar de ser el mejor junto a Dani Martín y Álvaro Vadillo de la primera a convertirse en el cartero de los repartos erróneos en la segunda. De hecho, una de sus doce pérdidas fue la que propició el 2-0 de Jesé en la previa a la casi épica de amaranto con el 2-1 de Aleix Febas y el amago del 2-2 de Roberto que frustró Álvaro Vallés en el descuento.
De rozar la perfección a fallar en el 2-0
92% de acierto en el pase, ese fue el registro que dejó al paso por los vestuarios. No se complicó la vida y facilitó la salida del cuero, muy condicionada en la isla ante la actuación para el olvido de Genaro Rodríguez, David Lombán y Pey en especial. De cara, superando líneas e incluso oxigenando con la apertura a los carriles de Víctor Gómez -se perderá la visita del Oviedo a La Rosaleda tras ver la roja en el descuento- y Braian Cufré en su regreso a la titularidad con Javi Jiménez en el dique seco.
Finalmente, las cifras del ’19’ se quedaron en un 88% de éxito en las entregas -60 de 68 y siete de nueve en largo- con dos duelos ganados de ocho disputados, tres faltas a su matrícula, 81 toques con el esférico… y doce pérdidas de balón. Precisamente, una de ellas fue la que propició el 2-0 de Jesé en el tramo final, todo hay que decirlo. En definitiva, el efecto espejo de Jozabed acabó llevándose por delante lo que cosechó antes del descanso en lo que fue el primer planteamiento fallido de Pablo Guede.
A mí la verdad la forma de jugar de este hombre no me gusta, todavía si vamos ganando y nos presionan puede servir para «parar» el juego, pero no tiene sangre, siempre retiene y no se entera de que los árbitros no están pitando los empujones con el cuerpo pero él se empeñan en esperar al contrario sin soltar pelota.
Demasiado pérdidas de balones nos penalizan