Nadie se salva de una nueva quema del Unicaja esta temporada. Hoy quizás la más dolorosa de todas, sobre todo por el ambiente que se había generado en torno a Los Guindos tras ganar en el Palau. Difícil de explicar lo que ha sucedido este mediodía, un marcador sonrojante y con la sensación que los de Txus Vidorreta han podido hacer más sangre que ese +33. El Carpena mostró su indignación en repetidas ocasiones… y hoy con más razón que nunca. Los pitos fueron recurrentes a partir del tercer cuarto, cuando el equipo mostró su cara más pobre. Y señalando a jugadores en particular: Bouteille queda muy tocado tras este partido.
El francés se marchaba en el último cuarto sustituido, precedido por un sonido de viento más que evidente; incluso aficionados se pusieron de pie para recriminar a Bouteille su pobre partido, y también su actitud en algunas situaciones. Nunca ha terminado de calar desde que aterrizara en Málaga hace varias temporadas, quizás por su apariencia excesivamente hermética. Acaba contrato este verano y casi con total seguridad no va a seguir, un alivio para las arcas del club ya que es el jugador con la ficha más alta de la plantilla. Un caché excesivo para el rendimiento que ha dado, y el Carpena lo sabe.
Nadie duda de la calidad del francés, la pudimos ver el pasado martes ante el BAXI Manresa, héroe en el último cuarto para remontar ante los de Pedro Martínez. Señalado y seguramente sentenciado por parte de la grada. Pero hay que ser justos: hay otros nombres propios que no han tenido su mañana. Ni Ibon Navarro era capaz de explicar en sala de prensa el porqué de esta versión tan pobre tras la machada ante el Barça hace apenas tres días.