Puedo entender que Natxo González, después de las críticas recibidas por no arropar defensivamente al Málaga CF frente al Mirandés, protegiese más al equipo en La Romareda. Comprendo que es humano y necesario reconstruir al cuadro malagueño desde la defensa antes de intentar cualquier otra cosa.
Lo que ya no me ha agradado nada es que los de la capital de la Costa del Sol jugasen con miedo buena parte de la segunda mitad. Si me apuran incluso en buena parte del envite. El 1-4-4-2 funcionó muy bien durante muchos minutos pero se resquebrajó cuando pasó a un 1-5-4-1. La salida de Antoñín del terreno de juego, por cierto que golazo marcó, condicionó el resultado final. Provocó que el Real Zaragoza adelantase sus líneas hasta convertir a los laterales en extremos ofensivos, cada vez que atacaban, y los extremos e interiores en un peligro constante.
Se puede justificar un repliegue pero no al estilo de Maguregui. El error de Cufré en el penalti y el posterior tanto del empate aragonés se veía venir. Habría llegado de cualquier otra forma y, afortunadamente los cambios en las postrimerías de la segunda mitad ralentizaron el juego maño. No encontró portería un gran desmarque de Paulino y posterior remate ajustado al poste derecho.
Punto de arranque y primera semana aceptable de trabajo del mister vasco. Eso sí, el miedo es libre, pero no en el fútbol.
Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo Esto último.
