El brote de COVID-19 en el vestuario frena la actividad del Unicaja. Un mes de enero, a priori, de los más duros en cuanto a la carga de partidos y al final va a ser desértico. En un principio, los de Katsikaris no volverán a la competición hasta el próximo 26 de enero, en ese pistoletazo de salida del ‘Round of 16’ de la BCL. Un frenazo en seco. En función de cómo se vayan desarrollando los acontecimientos en cuanto al estado de los equipos, es posible que haya algún compromiso antes de esa fecha.
Demasiados días de espera para una plantilla que ha perdido el ritmo de competición, es el segundo frenazo similar que sufren los cajistas; otros quince días de inactividad, unido a los pocos efectivos con los que cuenta Katsikaris en su plantilla. Una minipretemporada, en el peor momento posible, después del traspié sufrido ante Valencia Basket y que confirma, salvo milagro, que el Unicaja no estará en la próxima Copa del Rey.
En Liga Endesa, el Unicaja no volverá a jugar hasta el 30 de enero, será en Miribilla, a la tercera puede ir la vencida. Se está haciendo de rogar esa visita cajista. Antes habrá que jugar competición europea, sin rival confirmado, ya que tiene que acabar aún ese ‘play-in’; lo que es seguro es que será en el Carpena.
Un calendario loco, jornadas mezcladas y obligando a la ACB a improvisar. Difícil hablar de fechas exactas porque en cualquier momento se pueden reprogramar partidos, casi de un día para el otro, como fue el caso de ese Unicaja-Casademont Zaragoza.