La intrahistoria del misil de Ramón

El cuerpo técnico le insiste desde hace semanas que se prodigue más a probar su buen disparo

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Ramón celebra con el cuerpo técnico el gol del empate ante el Sporting de Gijón
Ramón celebra con el cuerpo técnico el gol del empate ante el Sporting de Gijón // Marilú Báez

Ramón anotó el 2-2 y la Rosaleda explotó. Rabia, emoción y alegría. Fue la primera vez del centrocampista blanquiazul en Martiricos. Un tanto que no va a olvidar. La intrahistoria del misil de Ramón es la de la eterna paciencia y el del alumno aplicado.

Ramón Enríquez se dirigió como un poseso al banquillo nada más anotar el gol del empate. Se fundió en un abrazo con el segundo técnico de José Alberto, Pablo Álvarez. No solo con él sino con integrantes del vestuario y cuerpo médico. Y es que desde varias semanas al centrocampista de Órgiva le vienen pidiendo que pruebe su disparo. Día tras día.

El consejo lo aplicó con matrícula de honor en el minuto 87. No lo dudó ni un segundo. El rechace del guardameta asturiano fue devuelto con un obús que entró de lleno en la red de la portería malaguista. Tras un calvario en 2021, con hasta tres lesiones, la eterna paciencia de Ramón da sus frutos.

El 2022 se percibe con mayor optimismo para el centrocampista del Málaga CF. Y es que con la llegada de Febas, la recuperación de Jozabed y sus dos últimas actuaciones, con más de un 90% de efectividad en el pase, hacen soñar con un nuevo Málaga más ofensivo y defensor del juego más combinativo. De momento, la intrahistoria del misil de Ramón se cumplió a la perfección. Chutó tal y como dijeron, la clavó tal y como sabe.

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