El fútbol no deja de ser el arte del balón que empieza desde el principio. En esa pizarra que descansa en el vestuario antes de un partido sobre la que el entrenador tiene que dejarse llevar. Y José Alberto lo hizo el sábado en Ipurúa apostando por lo que puede ser el punto de inflexión en las próximas jornadas: pasar al 4-1-4-1. El asturiano arriesgó y acertó con el dibujo que lo cambia todo en el Málaga.
Una ecuación que ya dio sus frutos la temporada pasada con Sergio Pellicer en los mandos. ¿Cuál es la clave que le hace funcionar tan bien? El centro del campo, la gran diana del deporte rey. Alberto Escassi es el que domina los compases desde la contención para así liberar la creación con volantes como fueron Dani Lorenzo, Paulino a ratos y, en especial, Jairo en el tramo final de choque con la entrada de Hicham, que trajo consigo mayor verticalidad por la diestra. ¿Y esto que hace? Dar superioridad en tres cuartos respecto al rival tanto por dentro como buscando aperturas a banda.
La idiosincrasia del míster ha demostrado ser fiel a un bloque concreto de jugadores, pero el rendimiento del vestuario y las lesiones inesperadas han amoldado más de una simetría, ya sea con dos delanteros en 4-4-2 o un enganche con doble pivote en 4-2-3-1. Sin embargo -y habrá que ver próximos acontecimientos-, este 4-1-4-1 o 4-3-3 parece ser el dibujo que lo cambia todo en el Málaga. Se vio el año pasado y el Eibar fue testigo de ello.
Bien,de eso se trata. De tener la capacidad y la valentía de jugar de forma que se saque el mejor rendimiento de los jugadores y del equipo en general. No es fácil pero para eso se prepara un entrenador en el curso. Para tener recursos ante las dificultades e imprevistos.
Si pero cuando este genaro disponible volvemos a lo mismo y sanseacabo