Es un equipo de fútbol y no un sistema geológico ni el protagonista de una trama fantástica, pero es la realidad que se palpa. Este es el Málaga de las doce piedras y cada una de ellas corresponden a los partidos consecutivos que lleva el cuadro de Martiricos sin vencer como visitante. ¿Cuál fue el último? Habría que coger el DeLorean de Doc Brown y viajar al pasado. Al 4 de abril para ser más exactos, cuando los pupilos de Sergio Pellicer consiguieron el octavo triunfo foráneo de la 20/21 en el Anxo Carro frente al Lugo (0-1, gol de David Lombán).
¿Y desde entonces? Las Palmas (1-1), Espanyol (3-0), Oviedo (1-0), Leganés (1-0), Ibiza (2-2), Almería (2-0), Ponferradina (4-0), Sporting (2-1), Valladolid (1-1), Huesca (0-0), Oviedo de nuevo (2-1) y Cartagena (3-1). Este es el camino a domicilio al completo, mientras que el contador ya señala 218 días sin ganar. Todo un abismo con tan solo cuatro partidos puntuados, ocho derrotas… y 22 goles encajados -una media de 1’83 por encuentro-.
Falta autocrítica tanto en el mensaje como en la pizarra, porque todavía no se sabe a qué juega el combinado blanquiazul cuando tiene que coger el autobús, el tren o el avión. Son estalactitas que dependen de las condiciones de la cueva para no quebrantar, cuando al respetable le gustaría hablar más de esmeraldas y zafiros. Esta es la gran asignatura pendiente en el Málaga de las doce piedras: volver a sonreír cuando hace las maletas.
