El enroque es un movimiento especial en el juego de ajedrez que involucra al rey y a una de las torres del jugador. Es el único movimiento en el ajedrez en el que un jugador mueve dos piezas a la vez. Fue lo que hizo José Alberto López en El Molinón con menos fortuna de lo que esperaba. No era fácil el escenario de la partida. El tablero se quedó muy cojo con la salida obligada de Alberto Escassi y la acumulación de varias cartulinas en piezas clave debilitaban al ajedrecista blanquiazul. El Málaga, tras cometer solo ocho faltas ya tenía cuatro tarjetas amarillas. Y para más inri, su medio centro defensivo en la grada. Pese a ello, los de José Alberto aguantaron con firmeza el primer tiempo. El castillo se vino abajo con los cambios en el segundo tiempo. La entrada de Lombán y Genaro se transformó finalmente en un enroque fallido.
La situación requería tocar y reajustar. Es evidente. Quedaban 45 minutos por delante y el Málaga debía evitar el asedio. La necesidad del rival y la superioridad numérica del Sporting, obligaban al técnico asturiano a realizar cambios tácticos. La entrada de Lombán y Genaro, hicieron que el Málaga pasara al 1-5-3-1. Un bloque compacto y homogéneo por dentro. Un bloque bajo y evitar desajustes. La fórmula salió mal a los pocos minutos.
David Gallego también jugó su propia partida. A modo de estratega, introdujo a más jugadores por fuera. Precisamente, por los costados empezaron a llegar las mejores oportunidades del Sporting de Gijón. Juande y Pey hacían un sobre esfuerzo por tapar agujeros, mientras los locales olían sangre a raíz del tríangulo ofensivo formado por Villalba, Gonzalo Campos y Djuka.
Un error de Pey permitió a Djuka poner las tablas. Primer golpe a la puerta del castillo defensivo. Y ahí el Málaga ya se derrumbó. Un enroque fallido a falta de diez minutos. Ni Genaro, ni Lombán, ni tampoco la presencia de Ramón permitieron el blindaje extremo que propuso José Alberto. Gonzalo Campos aprovechó el carril que le abrió la retaguardia malaguista y anotó el 2-1.